No se me ocurre mejor homenaje a Barbara Loden que este librito que, partiendo de la película Wanda, nos muestra un recorrido por las vicisitudes de una persona tan enigmática como la única obra que dirigió. Nathalie Léger, por cierto, también es autora del ensayo La exposición (que he releído estos días y que muchos ya conoceréis). Algo en sus páginas me trae a la memoria esa proeza de Geoff Dyer, Zona, en la que analizaba Stalker para hablarnos de Tarkovski. También Léger va trazando ideas y vínculos relacionados con Godard, Plath, Kazan, Duras… En sus páginas va intercalando descripciones de la película, como si nos la contara durante un café, con episodios de la biografía de Loden y con sus propias pesquisas para encontrar datos relacionados con ella.
Antes de leer Vida de Barbara Loden buscad primero la citada Wanda, la única película que dirigió y protagonizó Loden inspirándose en un caso real leído en las noticias.
Una rareza de los 70, áspera, incómoda, sobre todo cuando vemos las derivas de esa mujer que no sabe qué hacer con su vida… y cuando asistimos al modo en que los hombres la maltratan. Para mí es una muestra de realismo sucio cinematográfico, un raro cruce entre Charles Bukowski y John Cassavetes. Barbara Loden estuvo casada con el gran cineasta y escritor Elia Kazan y murió a los 48 años. No os perdáis el libro de Sexto Piso ni la película en su versión restaurada por Criterion Collection.
Creo que de La exposición no hablé en su día, y ahora que lo he releído voy a dar unas pinceladas: en este ensayo, muy breve (también lo es el dedicado a Barbara Loden), Léger se obsesionó con las abundantes fotografías que le hicieron a la condesa de Castiglione. Indagar en esa mujer, también enigmática y también algo excéntrica, la lleva a tejer hilos con otras obras, con otros autores (Truman Capote, Agatha Christie, Michel Leiris, Charles Baudelaire…), en una pesquisa memorable y no muy diferente de la que hizo para la actriz y directora de Wanda.
Aquí va una cita del libro en torno a Barbara Loden:
A veces nos obstinamos en querer sustituir la realidad por una imagen: queremos agotar los lugares, vaciarlos de su poder de una vez por todas, detener el ligero temblor de una imagen al mencionar un nombre; buscamos un parecido, queremos reconocer un paisaje a falta de un rostro o un recuerdo.
[Vida de Barbara Loden. Sexto Piso. Traducción de Vanesa García Cazorla]
[La exposición. Acantilado. Traducción de Carlos Ollo Razquin]