íntima carta pública a Sarco Lange
Precioso weón, en Barcelona ha llovido ayer y las aceras leves por donde hoy descienden leves los hombres hacia el matadero huelen a vergel intensamente. Esa humedad es el milagroso perfume de la sequía, Sarco, bien lo sabes, amigo, y acostumbro poco a poco a leerte muy tarde bajo la bombilla y también a respirar mucho al sol en los patios comunitarios do...
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