Pablo Gutiérrez: La tercera clase.
La Navaja Suiza, 2023.
«Lo que ocurrió a la niña Valme va de un río, un pueblo orillado y una colmena donde los muchachos se apilan sin propósito».
Año 2023. Pablo Gutiérrez publica otra novela impetuosa, viajando desde el Londres de sus Cabezas cortadas (2018) al municipio imaginario de La Broa, una grieta de mar y de abandono en un supuesto trozo de costa gaditana.
El paisaje es la marisma, las torres. El cohesivo, el narco y el hachís. «A la aldea la llamarán La Broa porque en la boca del río hay escollos de gran peligro». Un nombre-bramido, devorador de las almas de sus habitantes.
Novela coral, amplia en voces, donde el torrente de ángulos se anuda sin tocarse: cada uno habla «en su idioma propio». Recuerdan —rehacen— el caso de la niña Valme, del grupo de tercero, del bloque número 3. Un número sin suerte con un siniestro canto.
«Para los chicos de la tercera clase, ya todo estaba perdido, tenían quince años y eran demasiado viejos». El accidente lingüístico de una profesora extranjera convierte al grupo de tercero de secundaria en la tercera clase, y el personal docente abraza sin recato su simbología.
Si «el milagro de la democracia sólo ocurre una vez», a estos jóvenes apenas les quedan horizontes. El instituto es una extensión de la calle y sus vidas cuelgan de un tablón de corcho. «La gente no es ni buena ni mala, la pones en un sitio o la pones en otro, y se va haciendo». En medio del desaliento, la proporción áurea se manifiesta en una tarrina de caracoles.
El autor, profesor de literatura en un IES de Sanlúcar de Barrameda, conoce de primera mano el mundo educativo y sus entornos. Elige argumento, paraje, hechuras, intérpretes. Hablan profesores y alumnos pero me pregunto por qué callan los padres.
Notable alto.