Breve historia de siete asesinatos, de Marlon James


Varios extractos de esta novela, que hoy recomiendo en Playtime / El Plural:

De Bam-Bam
Nos dedicamos a esperar. Dos men traen armas al gueto. Uno de ellos me enseña a usarlas. Pero la gente del gueto ya nos estábamos matando antes. Nos dimos con to lo que encontrábamos: palos, machetes, cuchillos, picahielos, botellas de refrescos. Matamos por comida. Matamos por dinero. A veces a un men lo liquidan porque a otro no le ha gustao cómo lo miraba. Y pa matar no hacen falta razones. Esto es el gueto, ¡eh! Las razones son pa los ricos. Nosotros tenemos la locura.

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De Papa-Lo:
El hombre que tiene enemigos sabe que tiene que estar en guardia to' el tiempo, mañana, tarde y noche. El hombre que tiene enemigos sabe bien que tiene que dormir con un ojo abierto. Pero cuando un hombre tiene demasiados enemigos, empieza a reducirlos todos al mismo nivel y se le olvida que hay que hacer distinciones, y en vez de eso empieza a pensar que todos los enemigos son el mismo. El Cantante no se acordó demasiao de aquel blanco, pero yo sí que me acuerdo todo el tiempo. Yo le pregunté qué pinta tenía aquel blanco y él corrió un tupido velo.
-Pinta de blanco –me dijo.

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De Josey Wales:
Tengo una cita con el doctor Amor. Todavía estaba amaneciendo cuando sonó el teléfono de la salita. Yo ya me había levantado y rondaba por la casa como un zombi matinal. Antes de que él pudiera saludarme, le dije: chico, pero qué inoportuno eres, doctor Amor. Él me preguntó cómo sabía que era él. Le dije que él era el único hombre que se arriesgaría a que yo le pegara un tiro en la cabeza por llamarme antes del desayuno. Él se rió mucho, me dijo que nos veríamos donde siempre y colgó.

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De Papa-Lo:
Hay mucha gente que hasta en plena miseria elige lo malo conocido a lo bueno que sólo es capaz de soñar porque al fin y al cabo quienes sueñan son los locos y los tontos. A veces las guerras se acaban porque olvidas los motivos que te llevaron a luchar, o porque te has cansado de pelear, o bien porque te visita gente muerta en sueños y tú ya no recuerdas cómo se llaman, y a veces llega un momento en que dejas de considerar enemigos a la gente contra la que se supone que debes luchar.
[…]
La cárcel te recuerda que lo que hace hermanos a los hombres no es la sangre, sino el sufrimiento. Y cuando dos hombres sufren juntos como hermanos, la sabiduría también les llega a ambos juntos.

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De Dorcas Palmer:
Llevo tres años ya con la agencia de empleo God Bless y cada vez que vengo me cuenta una historia distinta de alguna putica del gueto que se quedó preñada mientras estaba a su cargo. Lo que no entiendo es por qué siempre piensa que esas cosas me las tiene que contar a mí. A mí no me interesa ser comprensiva ni solidaria. Lo único que quiero es un trabajito ahí para que el explotador de mi casero no me saque de mi apartamento de lujo en un quinto piso sin ascensor y con un inodoro que ruge como si lo estuvieras matando cuando le tiras la cadena, ¡ah, espérate!, y unas ratas que están convencidas de que pueden sentarse en el sofá a ver la televisión y hasta conversar conmigo.


[Malpaso Ediciones. Traducción de Javier Calvo con la colaboración de Wendy Guerra]

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