Corazón giratorio, de Donal Ryan



Esta novela está estructurada con monólogos de distintos personajes. Como ya la comento en mi texto para El Plural, dejo aquí unos fragmentos con la procedencia de cada uno:

Bobby

Mi padre sigue viviendo al final del camino, después de la represa, en la casucha donde me crié. Voy a verlo todos los días para comprobar si se ha muerto, y todos los días me decepciona. No ha dejado de decepcionarme un solo día. Me sonríe, con esa sonrisa espantosa. Sabe que voy a comprobar si se ha muerto. Sabe que sé que lo sabe. Ríe con esa sonrisa torcida. Le pregunto si le va todo bien y él se limita a reír. Nos miramos un rato y cuando ya no aguanto la peste que despide, me voy. Suerte, digo, te veo mañana. Me verás, responde. Así será, lo sé.
En el centro de la verja baja de la entrada hay un corazón rojo de metal ensartado en una bisagra giratoria. Ahora está desconchado; del rojo apenas queda nada. Habría que rascarlo, lijarlo, pintarlo, engrasarlo. Aun así sigue girando con el viento. Al alejarme oigo que chirría, chirría, chirría. Un corazón giratorio, desconchado, chirriante.
[…]

**

Brian

[…]
Los tipos como Bobby Mahon lo tienen fácil. No es la estrella que más brilla en el firmamento, pero es todo un hombre. No tiene nada que demostrar. Kenny cree que es como Paul Newman en La leyenda del indomable, no había hijoputa capaz de doblegarlo. Consumió el palo de hurling de tanto pegarle al atacante central del McDonagh cuando terminó la final del condado que casi ganamos. Después lo lanzó lejos y se agarró a trompadas con cinco o seis tipos antes que el sargento Jim Gildea y unos doce huevones más fueran a separarlo de los chicos del McDonagh.
[…]

**

Rory

[…]
Ahora hasta el último idiota va por ahí quejándose de que el país se va a la mierda. La gran puta, cómo me cansan. El país se va a la mierda, el país se va a la mierda, el país se va a la mierda; los mismos idiotas que hace unos años se quejaban de que el país había enloquecido por el dinero. Te los encuentras en las tiendas, reunidos en corros miserables, comparando estrecheces.
[…]

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Triona

[…]
Bobby odiaba a su padre y nunca superó la muerte de su madre; se consideraba un fracasado por no haber sabido protegerla de la lengua viperina de su padre. Las humillaciones de Frank la mandaron a la tumba. Tres años tardé en sonsacárselo. Al principio de conocerlo, le pregunté a Bobby por qué se había distanciado de su madre. Me dijo que habían dejado de hablarse para que su padre no se metiera con ellos, que se acostumbraron y que así siguieron.
[…]


[Sajalín Editores. Traducción de Celia Filipetto]

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