Ésta fue una de las mejores novedades de la temporada navideña. Tenía mis dudas a la hora de comprar el libro aunque me llamaban la atención el tema y la nómina de escritores (una mezcla de celebridades y de inéditos en nuestro país), dado que algunas antologías de autores extranjeros suelen consistir en injertos, es decir, coger relatos ya publicados, principios o extractos de novelas, fragmentos de memorias o de diarios, y conectarlo todo en un mismo volumen para el que nadie ha escrito nada expresamente; y esas antologías, aunque resultan siempre provechosas si los autores congregados son buenos, dan la sensación de asunto sin hilvanar.
No ocurre así con Nueva York: Historias de dos ciudades porque su antólogo y compilador, John Freeman, se puso en contacto con varios escritores para proponerles el proyecto. No todos contestaron. Y, aunque cada cual aporta lo que quiere (cito a Freeman: Hay memorias y relatos, un collage, artículos, un ensayo sobre el trabajo de barman, el diario de un viaje urbano, una crónica de los tribunales de la vivienda, una historia oral, un poema y hasta una serie de tuits que transforman los titulares de 1912 en un poema sinfónico sobre la violencia y la tendencia de la ciudad a abonarla), el resultado es sólido, compacto y competente porque los autores elegidos aceptaron la propuesta y escribieron algo expresamente para el libro. Se comprometieron, se ajustaron al tema aunque cada cual eligiera el género que más le convenía.
Dice Antonio Muñoz Molina en el prólogo de la edición española que los textos que más le han gustado del libro son los de los escritores menos conocidos. Y no es una pose, doy fe: algunos de los más logrados (salvo las excepciones lógicas, como Lydia Davis o Teju Cole) pertenecen a los nombres que ni siquiera nos sonaban. En esta compilación, que ofrece una estampa de lo que significa Nueva York en el siglo XXI, hay una tendencia común en casi todos los autores a reflejar el espacio urbano neoyorquino actual desde la perspectiva de un terreno de batalla donde se libran luchas de supervivencia económica. Y ése es uno de los aspectos más destacables: que nos están contando cómo es Nueva York en la actualidad, un lugar donde pagar el alquiler es una locura, donde puedes incorporarte a la legión de mendigos a poco que te descuides en los pagos, donde la desigualdad entre las clases es extrema, donde algunos habitantes compaginan dos y hasta tres empleos para salir adelante, donde los sueños de ser actor o escritor se esfuman en cuanto tienes que aceptar un trabajo de camarero, donde incluso se dan "epidemias de suicidios infantiles", donde el estrés y el miedo a perder la vivienda son el pan diario… En este sentido, es una antología totalmente centrada en lo económico, en lo que perdemos y ganamos durante la lucha cotidiana.
Ningún texto sobra, me parece a mí. Pese a la carga de desesperanza que notamos en algunas historias (sean ficticias o reales), el libro también nos enseña que Nueva York es una ciudad única, grandiosa en la hospitalidad de muchos de sus habitantes.
No voy a elegir ningún fragmento, porque no sabría con qué texto quedarme, pero anoto la nómina de autores: David Byrne, Garnette Cadogan, Bill Cheng, Teju Cole, Lydia Davis, Jonathan Dee, Junot Díaz, Mark Doty, Dave Eggers, Jonathan Safran Foer, Tim Freeman, DW Gibson, Chaasadahyah Jackson, Sarah Jaffe, Lawrence Joseph, Victor LaValle, Valeria Luiselli, Colum McCann, Dinaw Mengestu, Téa Obreht, Patrick Ryan, Michael Salu, Rosie Schaap, Taiye Selasi, Akhil Sharma, Zadie Smith, Jeanne Thornton, Hannah Tinti, María Venegas y Edmund White. No os lo perdáis.
[Nórdica Libros. Traducción de Magdalena Palmer]