Me enamoro de ti

No me enamoro de la nada, me enamoro de ti que eres el acontecimiento fundamental de mi vida. 

De una vez y para siempre me enamoro de tu permanente resurrección; no me tapo los ojos ni pongo mis manos sobre el vientre. Lluvias de mil siglos descienden en calientes cenizas sobre mi boca. No me enamoro de la nada, me enamoro de tu sombra clavada una vez y otra vez junto a los anchos ríos de los bulevares grises, al misterio de los trenes. No me enamoro de la esperanza y del hastío, del amor o de las plantas, ni de las soluciones definitivas, ni del porvenir, ni me enamoro del beso que colocas todos los días en mis pies ensangrentados. No me enamoro del mito, ni de la cueva vertiginosa de las palabras ni la seguridad fecunda de las piedras; no me enamoro del ritmo de los insectos, ni del punto de partida o el punto de llegada. 
De una vez y para siempre, me enamoro de ti. No me enamoro del rayo de luz en el cerro acorralado, de lo innegable o lo inconfundible. No me enamoro de la espera, de las estaciones, de los ritos, de los trajes bordados. No me enamoro de la muerte, ni del silencio me enamoro. Me enamoro de ti. No me enamoro de la procesión de amapolas, ni del calor accidental y tierno de la noche, no me enamoro de la libertad ni de la clausura, no me enamoro del drama permanente de las hojas caídas, ni del resplandor de tu cara sobre la mía. No me enamoro de la nada.

Me enamoro de las olvidadas, oscuras planicies, de los secos y yertos pájaros, de las profundas fuentes. Me enamoro de ti.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>

*