AQUELLA MUJER
Me caía bien aquella mujer. Me gustaba mirarla mientras hablaba. Era discretamente atractiva, con la belleza que sólo la naturalidad es capaz de mostrar; poco dada a la presunción y al exceso de atención a su aspecto; con el encanto de un pelo sano pero de estilo descuidado; espontaneidad y fragilidad compensadas; tierna y dura a la vez, paradójicamente contradic...
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