Viene mayo, y nuestra circunstancia se complica. Más que un
fin de mandato, esto parece una agonía, «pataleo
de ahogao», burla
final de casi todos los reelegibles. Sabiendo que así son las cosas, me parece
que la oración es necesaria y pertinente.
La «aceptación» de lo que no podemos
cambiar nada tiene que ver con «resignación», es una «actitud» ante aquello que no
depende de nosotros, pero en nuestro caso sí podemos. La segunda petición
plantea «valor» para cambiar. Es lo que
más necesitamos, porque cerrar calles es una acción puntual, pero «sostener» a diario nuestra
decisión de acabar con la corrupción requiere un esfuerzo que sé que podemos
hacer. Y la «sabiduría» que se necesita para «reconocer la diferencia» es fundamental, porque
entre la «aceptación
resignada» y la «cobardía práctica», hace falta criterio y conocimiento.
Hay que repetirse esta oración de aquí a mayo. Hace falta fe
para creer que, entre este gobierno en fase terminal y el «nica» alojado en la embajada,
hay esperanza de un cambio que nos lleve hacia otra parte que no sea el
despeñadero, por eso hay que poner la mente a reflexionar en estas tres
sencillas peticiones y creer que sí hay posibilidades.
Cuando nos venga la tentación del fracaso, de la indolencia
indiferente y de seguir igual, repitamos estas breves frases y seamos firmes,
volvamos a creer en nuestras posibilidades, desalojemos de las instituciones a
los mismos de siempre. Tengamos fe en la democracia, creamos que otra realidad
es posible para nuestro país.
Artículo publicado en el diario La Prensa, martes 20 de febrero de 2024.
PD: No es un artículo sobre "espiritualidad", se trata de política.