Parece que fue ayer (pero no: estamos hablando de junio de 2022) cuando salió El caballo ciego, una brillante novela corta de Kay Boyle, autora de la que sólo habían publicado en España un libro de relatos. Ahora está disponible en las librerías otra obra de la misma autora, gracias a la misma editorial y a la misma traductora.
Vivir es lo mejor es una selección de cuentos escogidos de las dos recopilaciones que publicó Boyle en vida. Para esta edición en castellano, han dividido el total en 2 partes que parten del eje de la Segunda Guerra Mundial: los relatos ambientados antes de la contienda y los relatos que transcurren durante y después de la misma. La parte titulada “1931-1938” contiene 9 historias; la parte titulada “1941-1951” agrupa 6 relatos.
En todos ellos encontramos la sutileza narrativa de Boyle para hablarnos del racismo, de los primeros brotes del nazismo y del antisemitismo, da lo mismo que las historias transcurran en Estados Unidos (ese chico negro golpeado por un abuelo blanco) como en territorios de Europa (los casos en los que va cayendo el peso de la sospecha sobre quienes no se ajustan a los ideales nacionalsocialistas).
En el primer grupo encontramos a personajes muy humanos, como ese escritor inválido que está de mal humor y dice: “Aún no estoy acabado. Aún no. Todavía me queda algo más que escribir”. O ese niño cuyos padres murieron años atrás y que se mueve en un entorno campestre y cuya idea de una madre es lo que le transmite la tía que le cuida, una mujer rígida, severa. Uno de los más ambiguos y perturbadores es “Tu cuerpo es un joyero”, la historia de dos hermanas: una de ellas indica “Creo que me está pasando algo. Creo que ya no soy una chica”, y va a ser ingresada en un manicomio por su conducta; la otra regresa de acompañarla a ese lugar y sus ganas de divertirse la conducirán hacia un final inesperado.
En el segundo grupo encontramos relatos quizá más impactantes. Véase “Derrota”, ganador de un Premio O. Henry, en el que describe el regreso de los soldados franceses. “Cosecha francesa” narra el hambre de la postguerra y lo que sucede con los prisioneros alemanes. “Ejército de ocupación” ofrece otra perspectiva del ambiente bélico, y pone nervioso a cualquiera que tenga sentido común y no sea machista: cuenta cómo una mujer, corresponsal de guerra, coincide en un vagón de tren con soldados borrachos que la molestan intentando ligársela. Muchos de los relatos de Boyle incluyen a niños como protagonistas, o a adolescentes que no tienen dónde caerse muertos, como los chavales de “Los perdidos”, que retrata a los críos huérfanos a causa de la guerra, o “Noche de invierno”, donde una nanny le cuenta a la niña a la que cuida cómo conoció a otra muchacha parecida a ella en un campo de concentración.
Una selección formidable de una autora que ahora está un tanto olvidada pero que antaño recibía galardones y elogios de escritoras como Katherine Anne Porter.
[Muñeca Infinita. Traducción de Magdalena Palmer]