ESA PELÍCULA QUE…

LA MUERTE OS SIENTA TAN BIEN (Death becomes her, 1992) Robert Zemeckis

La muerte os sienta tan bien

ESA PELÍCULA QUE…ME HACE OLVIDAR UN MAL DÍA

Firma invitada: Mary Carmen Rodríguez

La primera vez que oí hablar del botox fue antes de la ceremonia de los Oscars celebrada en 2001. En plenos preparativos de la gran gala del mundo del espectáculo se vendieron las bondades de la toxina botulínica como método para que las estrellas de Hollywood lucieran un aspecto mucho más relajado, nada de marcas de expresión y ningún rastro de sudor. No era de recibo que Julia Roberts, la gran favorita por su interpretación en Erin Brockovich, se cargara el buen gusto estético con una espantosa mancha de sudor en un impecable diseño de Valentino o que se le marcara el entrecejo, el surco nasogeniano o las patas de gallo. Un año después a medio Hollywood ya se le había cambiado la cara por el uso del botox. Hace poco Noemí Guillermo, que además de dermatóloga es divulgadora cinematográfica, me comentó que en los Estados Unidos se planteaba aprobar el uso del “Tolak” como tratamiento intensivo antiedad. El “Tolak” es un medicamento empleado para tratar la queratosis actínica y eliminar las células cancerígenas o que pueden llegar a serlo provocadas por la exposición prolongada al sol. Normalizarlo como remedio estético puede ser muy peligroso debido a que es un proceso incómodo y bastante doloroso porque la piel se quema y despelleja, de una manera mucho más profunda que con un peeling químico, y pueden pasar semanas hasta que la piel cicatrice y luzca completamente renovada. Si quien padece diabetes de tipo 1 ha tenido problemas para encontrar Ozempic en los Estados Unidos porque supuestamente Kim Kardashian ha recurrido a él para adelgazar en tiempo exprés, quienes están amenazados por un cáncer de piel corren la misma suerte porque la frivolidad está quedando por encima de la salud.

LA ESCLAVITUD DE LA IMAGEN EN EL CINE

Frenar el paso del tiempo siempre ha obsesionado a la Humanidad pero cuando es la imagen la que paga las facturas eso va en el oficio. El miedo a perder contratos porque ya se comienza a notar demasiado que se está cumpliendo años o que la balanza ha aumentado el prefijo es algo con lo que inevitablemente viven quienes se exponen al público en el mundo del espectáculo. Una vez Isabel Coixet comentó que trabajó en publicidad con Anne Hathaway y que le horrorizó ver que solamente se comía una manzana y un poco de lechuga porque temía quedarse sin un importante papel, pero lamentablemente es lo que se ve como normal incluso en estos tiempos en los que la propia industria del entretenimiento quiere lavar su imagen vendiendo el mensaje de “ama lo que te hace diferente”. 

La esclavitud de la imagen ha sido un buen alimento para la ficción que por muy exagerada que pueda parecer siempre se va a quedar corta en comparación con la realidad, esa escena de La gran belleza en la que la alta sociedad romana se hacía pequeños retoques estéticos como quien va a comprar a la charcutería seguramente es lo más habitual en Beverly Hills. Billy Wilder habló de ello en El crepúsculo de los dioses al presentarnos a una antigua diva del cine mudo devorada por la locura provocada por el olvido. Fue más allá en Fedora al hablarnos de una estrella de cine que comienza a verse amenazada por el envejecimiento y desaparece. Años después regresa a la vida pública y asombra porque ha logrado lo que es imposible, frenar al paso del tiempo. Fedora esconde una dolorosa realidad ya que está utilizando a su hija Antonia para que la sustituya porque su rostro quedó destrozado tras una operación de estética. Billy Wilder le ofreció el papel de Fedora a Marlene Dietrich y ella se sintió ofendida porque estaba viendo demasiados paralelismos con su propia vida y aquella historia resultó bastante premonitoria porque la Dietrich vivió sus últimos años recluida en un apartamento parisino porque no quería que la vieran en su declive. 

DE OBRA MENOR DE ROBERT ZEMECKIS A PELÍCULA DE CULTO

La muerte os sienta tan bien

Con la misma idea aunque de una forma mucho menos amarga juega Robert Zemeckis en La muerte os sienta tan bien, una película que cuando se estrenó en el año 1992 no fue tan bien recibida, estaba en medio de la trilogía de Regreso al futuro y Forrest Gump, pero con el paso de los años y sus múltiples pases televisivos se ha convertido en una obra de culto. Es una camp-movie, una oda a la exageración, que me puede hacer olvidar un mal día si me la encuentro y que prácticamente está hecha en estado de gracia. 

La muerte os sienta tan bien es una sátira que no solamente habla del culto a la imagen y la obsesión de luchar contra el paso del tiempo sino que también es la historia de la revancha de una mujer que ha sido abandonada, por el hombre al que ama y también por ella misma, y que se convierte en alguien de éxito y con un atractivo incuestionable para darle un guantazo a quien le ha arrebatado a su novio, porque no hay nada más satisfactorio que la persona a la que odias con toda tu alma vea que te va mejor que a ella, aunque para ello hayas tenido que hacer un pacto con el diablo. 

La vida de Helen Sharp (Goldie Hawn) se torció en el momento en el que se cruzó con Madeline Ashton (Meryl Streep) una actriz de medio pelo que delante de sus ojos le robó al amor de su vida y con quien se iba a casar, Ernest Menville (Bruce Willis) un prestigioso cirujano plástico. Devorada por la vergüenza, se esconde del mundo comiendo sin parar, no queda en ella nada de amor propio porque motivos no tiene para seguir viviendo. Todo cambia cuando se aferra a la venganza de convertirse en una triunfadora y destrozar con eso a su rival. 

La transformación del patito feo en un espectacular cisne se produce en el mejor momento para Helen porque su némesis está a un paso de la destrucción. Madeline es una diva de medio pelo, alguien con un concepto demasiado elevado de sí misma y cuya mediocridad le ha llevado a las ligas inferiores del espectáculo, ella no es Meryl Streep sino su imitadora más vulgar. Ya no se siente deseable y para colmo el hecho de haberse casado con un cirujano plástico no le ha servido de nada porque él ha caído en desgracia y ahora ofrece sus servicios a una funeraria. La solución a sus problemas le llega cuando Mefisto, con el aspecto de una espectacular mujer, le ofrece el elixir de la eterna juventud. Madeline no solamente frenará el paso del tiempo sino que recuperará su esplendor y ha de ser discreta para no despertar sospechas, como la Garbo que se retiró de la vida pública antes de cumplir los 40 años. Desconoce que ello conlleva una condena y que no ha sido la única que ha visitado ese lugar custodiado por chulazos emulando a Lorenzo Lamas en Renegado

MERYL STREEP, BRUCE WILLIS, GOLDIE HAWN, TRÍO ESTELAR

La muerte os sienta tan bien

Robert Zemeckis y sus guionistas, Martin Donovan y David Koepp, se lo pasan en grande diseccionando a una sociedad sometida por la tiranía de la juventud y en la que ya se habla de lo mayor que está una actriz cuando todavía no ha cumplido los 30 años. La muerte os sienta tan bien es tan exagerada como un culebrón de sobremesa o como cualquier producción de Ryan Murphy y Shonda Rhimes. Eso lo entendieron a la perfección sus tres protagonistas. Meryl Streep, candidata en veintiuna ocasiones al Oscar, con tres estatuillas materializadas por Kramer contra Kramer, La decisión de Sophie y La dama de hierro y hay que reconocer que en bastantes ocasiones ha sido nominada por ser quien es, no estuvo entre las finalistas por La muerte os sienta tan bien y no me resulta exagerado decir que está gloriosa sobre todo por esa capacidad de reírse de sí misma y de su fama como actriz intensa. Goldie Hawn también luce soberbia, demostrando esas cualidades que le llevaron a reinar en el género de la comedia, Y mención especial merece Bruce Willis. Cuando llegó a La muerte os sienta tan bien era uno de los héroes preferidos del público gracias a La jungla de cristal y en la película de Zemeckis encarna a un pobre hombre que ha de lidiar con dos verdaderas arpías a las que en algún momento llegó a amar y que termina convirtiéndose en un héroe al renunciar a recuperar el esplendor de antaño porque ello implica un castigo que es todavía peor que el fracaso. Impagables las presencias de Isabella Rossellini, jamás ha estado tan guapa ni ha sido mejor actriz, y Sydney Pollack que está divertidísimo como un médico de urgencias incapaz de comprender qué es lo que le sucede a una de sus pacientes. 

La muerte os sienta tan bien no fue bien entendida por la crítica cuando se estrenó ya que se la consideró una sátira tan hueca como ese mundo al que retrata, pero su mordacidad le ha llevado a ser reivindicada e incluso sobreexplotada con el paso de las décadas. Posee momentos antológicos que merecen ser descubiertos e incluso recuperarlos. Siempre he encontrado una buena ocasión para verla.

(Imágenes Universal y Filmaffinity)

MARY CARMEN RODRÍGUEZ es autora del blog Historias de Tinseltown, escritora y coeditora del programa El Cine De Lo Que Yo Te Diga.

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