DONDE APRENDÍ A PILOTAR

 

Va por días todo en mí, como supongo que en vosotros también, el ánimo y el desánimo, el pasado y el presente, el extrañamiento y el distanciamiento, lo que fui y lo que soy, la nostalgia y la furia, el sosiego y la calma... Como una montaña rusa que sube y que baja, que viene y que va, así somos, siempre en guerra con nosotros mismos y el tiempo, pero también pura paz, uróboros y gnosis total, depende del punto de encaje... Aunque algunas canciones siempre están ahí para reubicarme y centrarme, y a ellas acudo aún, como imán al acero, cuando mi norte se difumina y necesito faros y brújulas... Selector de frecuencias, de Aviador Dro, esta tarde de mayo en concreto, recién terminada la ruta, como acero al imán: la única de ese grupo que me sigue arrebatando el corazón, porque pocas más de ellos me gustaron e interesan hoy, pero esa sí, su melancólica e inmortal sintonía, como llegada de otro planeta, que todavía me sigue erizando la piel y esta tarde he tenido como una droga que pincharme de nuevo: he vuelto a mi viejo hangar, donde aprendí a pilotar, he puesto a punto mi biplano, mientras comienza un temporal... Ay... Ni Proust ni su magdalena, para los que sobrevivimos a aquellas tormentas, superarían eso...

Vicente Muñoz Álvarez


Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>

*