4 POEMAS de LA SED Y EL BRINDIS por ÍCARO CARRILLO




LA ARISTOCRACIA DEL BARRO

El latido de una mentira
suele caducar antes que su estruendo
así que huimos del mármol
moldeando ídolos de tierra y sol.
Somos la aristocracia del barro
y blindamos nuestras paredes con estas palabras:
tras un disparo injusto
primero cae el pájaro,
después el cielo entero.


ÁRBOLES GRISES BOCA ABAJO

Me entra frío por los ojos.
Joe Strummer


A principios del invierno
el frío entra por los ojos del anciano
cuando los párpados son puertas demasiado endebles
para retener la embestida de la escarcha.

El parte meteorológico ya no invierte sus esfuerzos
en el inútil intento de reconstruir el verano
a base de presagios incumplidos.

Hoy
las nubes son árboles grises boca abajo
a punto de romper en tormenta.


DESPUÉS DEL INCENDIO

Los mapas que alquilamos coquetean con el fuego
prendiendo caminos -uno tras otro-
hasta desembocar en un callejón sin salida.

Aprendemos sobre la marcha
que avanzar al margen de la senda
es la herencia del lobo.

Este poema es de tinta y papel
porque el mordisco de la ceniza
siempre viene después del incendio.


POLVO O CENIZAS

Gimen de infinito las catedrales.
Pedro Casariego Córdoba

La historia se repite:
es martes por la mañana
y las campanas roncas de la catedral
perfilan jaulas en el centro de la ciudad.
El asfalto es un lienzo imperfecto
donde el frío dibuja sombras encogidas.
Todas quieren conservar a salvo
el pájaro azul de Bukowski dentro del pecho.
Todas terminarán siendo
polvo
o cenizas.

Ícaro Carrillo, de La sed y el brindis (Ediciones En Huida, 2022)


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