Literatura en Budapest: entre lo heroico y los cafés literarios




El poeta Gyula Illyés dijo que la lengua húngara "es a la vez nuestra cuna más suave y nuestro ataúd más sólido". Efectivamente, su lengua es una de las diez más difíciles para un español (relacionada con el japonés, finés o vasco), y quizá por eso ha permanecido en un segundo plano y solo se puede acceder a ella a través del inglés. El húngaro es una lengua que procede de Asia y cuenta con catorce vocales. Son muy patriotas, y esto se refleja en que apenas tienen extranjerismos en su vocabulario. De hecho, el 65 por ciento de su léxico es magiar (o húngaro). Un idioma curioso sí. 


Hace algunas semanas he podido escuchar magiar por las calles, en el metro, en el autobús, en los restaurantes. Ha andado por las avenidas de Budapest, y he querido buscar información sobre su literatura. No han tenido una historia reciente fácil, de hecho, hasta 1991 no se han quitado el yugo soviético. Invasiones, guerras, nazismo (Hungría tuvo un partido nazi muy potente que estuvo en el poder) han hecho que estemos ante un país con una literatura basada en la guerra, en el heroísmo, en la lucha y en la miseria humana. 



BREVE HISTORIA DE LA LITERATURA HÚNGARA: POESÍA


La literatura húngara comenzó por la poesía. Esta no despegó hasta 1526 (finalizada la ocupación turca). Empezaron a tener una relevancia importante poemas de amor, religiosos, de capa y espada, con nombres con poetas como Bálint Balassi o Zrínyi. En el siglo XIX, igualmente asalta la poesía, con Sándor Petofi, que es el poeta más afamado y leído en Hungría. De hecho, un verso de la obra de Sándor se convirtió en el grito de la Guerra de la Independencia (1848-1849): "Destino, ábreme camino para que pueda hacer algo por la humanidad". Es más, el joven poeta combatió y murió allí, por lo que se convirtió en todo un símbolo para el país magiar. 


La derrota de la guerra a manos de los Habsburgo en 1849 hizo que muchos escritores mirasen al romanticismo histórico (es decir, su pluma estuvo plagada de un pasado romántico). Allí podían inspirarse y encontrar su pasado glorioso: vencedores, héroes, caballeros con reluciente armadura, etc.). János Arany escribió así poesía épica y baladas. 



NOVELA HÚNGARA


¿Y cuándo viene la novela? ¡Ahora! Mór Jókai (1825-1904) fue un prolífico novelista que vivió entre Buda y su mansión del lago Balaton (lago más grande de Europa central y uno de los más largos de Europa). ¿Sobre qué escribió? Pues sobre heroísmo y honestidad en obras como Un hombre de oro o Diamantes negros. Se le consideró el Dickens húngaro y aun hoy en día tiene gran fama. 


Al igual que Kálmán Mikszáth (1847-1910), que escribió novelas satíricas, como El paraguas de san Pedro, donde satirizaba a la aristocracia, en evidente declive. Esta novela tuvo tanta fama que el presidente de los Estados Unidos, Roosevelt, quiso visitar al anciano escritor cuando realizaba un viaje por Europa en 1910. De hecho, en Budapest hay una estatua del presidente.  


Otro novelista de gran influencia de las letras húngaras fue Zsigmond Móricz, uno de los fundadores de la revista literaria Nyugat en 1908. El escritor retrató la dura vida de los campesinos en la Hungría del siglo XIX.



NOVELA HÚNGARA EN EL SIGLO XX


En el siglo XX, lo que tenemos de prosa es de Dezso Kosztolányi (cuentista) y del novelista Gyula Krúdy, que escribió Las aventuras de Sinbad y el Girasol, que está considerada como una de las novelas más originales de la lengua húngara. Y como no, la obra de Sándor Márai, seguro que este os suena más. Durante su juventud viajó mucho por Europa y formó parte de las vanguardias. Sí, sabía idiomas, pero optó por escribir solo en húngaro, lengua de la que se sentía muy orgulloso. Pese a que se declaró contrario al fascismo, algo insólito en la Hungría del momento, pudo tener una vida más o menos tranquila a este respecto. Pese a ello, con la llegada de los comunistas, su obra se prohibió en el país. 


Pétér Nádas, nacido en Budapest en 1942 de origen judío, es uno de los escritores más importantes de Hungría. En El final de una saga (publicada en 1977), utiliza a un niño narrador, este actúa de filtro para contarnos la experiencia de los adultos en la Hungría comunista de los años cincuenta. Nádas fue elegido en 1993 miembros de la Academia Szécheny de las Letras y las Artes. 


En Armonía celestial (año 2000) encontramos una novela parcialmente autobiográfica con un retrato positivo del padre de Esterházy. Los Esterházy representaron a una de las familias más influyentes de Europa, Hungría y del imperio de los Habsburgo. En su momento se convirtió en un best seller y se calificó como una epopeya nacional. No parece que sea un pedrusco de libro, y lo cómico también tiene su aparición a lo largo de las más de ochocientas páginas que tiene la obra.






Por oro lado, la editorial Acantilado ha publicado muchas novelas del novelista húngaro Kerstézs. Fue un superviviente del campo de concentración de Auschwitz. En 2022, ganó el Premio Nobel de la Literatura, fue el primer húngaro en ganar dicha distinción. Entre sus novelas destacan: Sin destino (1975), Un relato policíaco (1977), Fiasco (1988), Kaddish por el hijo no nacido (1990) o Liquidación (Alfaguara, 2003). 


La mujer más leída ya fallecida en el 2007 fue Magda Szabó. Sus obras más conocidas fueron Calle Katalin (1969), La puerta (De bolsillo 1987), que cuenta la historia sobre la relación de una gobernanta campesina con una escritora o Corzo, que cuenta la historia de Eszter, una mujer que siente odio y envidia contras las clases altas que no la han dejado desarrollarse. Todos estos sentimientos los vuelca en Angéla de la forma más ruin y despiadada. 



Por cierto, también os recomiendo leer a la autora húngara Agota Kristof, en concreto su novela Claus y Lucas, una maravilla. Escribió sus novelas en francés, y en esta obra no se habla en ningún momento de Hungría ni de ningún país, simplemente la guerra y sus miserias como trasfondo. Al final, ¿qué más da si la guerra es igual de miserable en todas partes?












CAFETERÍAS EN BUDAPEST


Si hay algo de lo que se caracteriza la capital húngara, es de sus cafés, muy relacionados con la literatura, además. Empezaron a proliferar en el siglo XIX como lugares progresistas que daban cobijo a gentes de todas las clases sociales. Dependiendo de cuál era tu oficio, así elegías un café u otro. Los actores iban al Pannónia; los artistas al Café Japán, y los literatos... ¡Al Café New York!, abierto desde 1894. Allí destacaron muchos escritores de renombre, como Kosztolányi , Gyula Krúdy o Ferenc Molnár. De hecho, fue tan importante que permaneció abierto las 24 horas del día los 365 días del año. 


No obstante, la depresión de los años treinta, la Segunda Guerra Mundial y la invasión comunista propiciaron el fin de estos cafés en favor de unos más baratos y decadentes. En 1989, cuando se instauró de nuevo la República de Hungría, solo quedaba una docena de estos cafés. 


De cualquier manera, os traigo dos ejemplos de literatura ambientada en cafés de Budapest. Imre, una memoria íntima (editorial Dos Bigotes) es de un autor inglés, pero fue la primera novela de temática homosexual con un final feliz. Se publicó en 1906, y la historia arranca cuando un inglés y un húngaro se conocen en una cafetería de Budapest. Os la recomiendo, así como la estupenda entrevista que me brindaron los dos editores, Alberto y Gonzalo. 

Otra novela que presenta como telón de fondo a un café en la capital húngara es La mujer justa (Editorial Salamandra), de Sándor Márai. El escritor nos presenta tres puntos de vista en una historia de pasión, mentiras y traición en los años cuarenta. Son tres monólogos que se publicaron por primera vez en húngaro en 1941. El escenario de uno de estos monólogos es una elegante cafetería de Budapest. Allí, una mujer relata a su amiga cómo se entero de que su marido tenía otro amor. Sin embargo, de Sándor Márai podéis encontrar muchas novelas, ya que hay cerca de veinte obras traducidas al español, y muchas de ellas por la Editorial Salamandra.





Estas son las novelas húngaras recientes que se han traducido al español. Es difícil encontrar traducciones a nuestra lengua, pero yo os invito a investigar en las entrañas de un idioma inexpugnable, a recabar información sobre su literatura. Budapest es una ciudad magnífica que poco a poco ha conseguido cambiar, salir del pozo oscuro, y seguro que con el paso del tiempo eso también se verá reflejado en su literatura. 


Si sabéis algún título más que se haya traducido al español, podéis escribirlo en los comentarios. Los lectores y yo estaremos más que agradecidos.  



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