Nada hay más libre que la literatura en sus dos sentidos: escribir y leer. Y nada más subjetivo que el arte en todas sus manifestaciones, y particularmente en la literatura, y dentro de ella, no hay mayor riesgo que el de elegir un libro, sobre todo por el aluvión de publicaciones anuales que sufrimos en todas partes. “El problema de la elección, el problema de la vida entera”, cita Fernando Savater a Georges Perec en su libro El valor de elegir, donde el filósofo español nos pone delante de esa disposición racional llamada “libertad”, y lo que significa y supone la capacidad de elegir.
Cuando Balmes dice que a algunos “les cabe la desgracia de ver todo lo que no hay y nada de lo que hay”, y discurren con profusión hasta la charlatanería, quiere decir que, al carecer de criterio, dicho en buen panameño, se puede hablar mucha paja. Súmenle a esa carencia para la búsqueda de la verdad las redes sociales y un libro “prohibido”, y tendrán un intercambio de sandeces de proporciones preocupantes, sobre todo por el uso perverso de la simplificación de los hechos. Seguir leyendo el artículo aquí.
Publicado en el diario La Prensa, viernes 26 de agosto de 2020.