me salvé
de jardines efímeros y lujosos pesebres, salí adelante
propagando geranios y siemprevivas
a los pies de un tronco seco
habrá personas que sean capaces de tejer
en las desangradas amapolas
un mar de santolina, estrecho
lineal y dividido, pero yo no
en las desangradas amapolas
un mar de santolina, estrecho
lineal y dividido, pero yo no
a mí siempre me tocó hacer apología del encanto
a mí me devuelve la esperanza un saco de cemento
acarreado a cuatro manos
una marea de hélices y un avispero encolado
a mí me devuelve la esperanza un saco de cemento
acarreado a cuatro manos
una marea de hélices y un avispero encolado
dentro de la llanta de un tractor
entiendo por afecto la angustia de una flor
incapaz de prosperar en el hábitat concebido para ello
por su actitud desobediente ante la autoridad del clima,
incapaz de prosperar en el hábitat concebido para ello
por su actitud desobediente ante la autoridad del clima,
el humus adecuado y esa porción de agua fuera de lugar
así estaban las parras
a menudo atestadas de ganado
y los muebles, las mujeres y los niños
excluidos en todo caso del poema, fugaces
como estrellas en una constelación hilada a un costado de mi cuerpo
al margen de los pétalos sedientos
a menudo atestadas de ganado
y los muebles, las mujeres y los niños
excluidos en todo caso del poema, fugaces
como estrellas en una constelación hilada a un costado de mi cuerpo
al margen de los pétalos sedientos
así eran los tramos finales en los veranos comunes
agua que no llega, el sol que aprieta
y tú
con la impresión de estar viviendo un sueño
agua que no llega, el sol que aprieta
y tú
con la impresión de estar viviendo un sueño
Gsús Bonilla