Así fue como empezó:
surcos simétricos desde el final
de la nariz hasta el labio superior,
un molesto crujido en las rodillas,
falta de entusiasmo al despertar.
Nostalgia desmedida por el ayer
atrapada entre la distancia
restringida de las clavículas.
Me he ido transformando en otra
y expulso de mis dominios
a la niña titiritera,
a la payasa que corría al cruzar las aceras
y hablaba en los autobuses con extraños.
Ordeno cajones para luchar
contra mi naturaleza caótica
y subo escaleras
para mantenerme en forma.
Busco la soledad de los dormitorios
y me detengo a mirar por la ventana.
Amo la lluvia sobre los tejados,
pero me duelen las calles vacías
que, en época de pandemia,
solo pisan los jinetes apocalípticos.
Julia Navas Moreno, de Zapatos sin cordones (Chamán Ediciones, 2021)