EL TACTO ESTREMECIDO: Prólogo.




TOCAR PARA DEJAR DE NO-SER
 

Llegamos al tacto, a la disolución de lo inventado, a la única verdad que se enfrenta a la nada. Después de consumir la voz como eje de lo pensado, Pablo Malmierca nos hace una propuesta de vida en este segundo volumen de su trilogía. Tal vez, más que nunca, en estos tiempos convulsos donde la distancia nos desdibuja de lo que realmente somos, este libro de Malmierca cobra una importancia esencial en la búsqueda de lo que somos.

“La vida de cada uno de nosotros no es un intento de amar. Es la única prueba.” dice Quignard –autor que aparece de muchas maneras en este libro-. Y sin duda Pablo ha sabido conectar con esa oscura visión de lo que somos: Un atajo de duelos, sangre y vísceras acumuladas en el ahogo infinito de la trascendencia. 

Pero hay un salvoconducto para poder soportar la nada tan absoluta, hay un lenguaje que nos conecta y nos transforma en pulsión más allá de lo reflexionado. Ese lenguaje no es otro que el de la pura locura y su camino de carne.

En “El tacto estremecido” Malmierca hace una punción magistral en el retorno de lo primitivo que nos hace humanos. La carne, su deseo, los sexos puestos al servicio de sí mismos para temblar con más hambre de vida que nunca. Es la única escapatoria al tedio que nos confiere; es, a través del sudor y sus temperaturas, la única manera de definir nuestro ancestral conocimiento de la trascendencia.

Pablo supo nombrar en su anterior poemario y nos ordenó el vacío de lo decible. Aquí, en este libro que gime, goza, convulsiona… entronca la raíz del placer con la noción eminente de la existencia. Somos porque sudamos, execramos, compartimos pálpito y muerte en cada éxtasis corporal. Hay vida porque hay movimiento, retorcimiento, acto reflejo que nos envuelve.

Aquí tenéis un libro para quitaros la máscara, un libro que acaricia, asume la realidad de lo leve y nos trasmuta en la carne que somos para no despreciar el orgasmo sensorial que nos define. Leed este libro sin ropa, sin artificios, gozaréis descubriendo vuestros miedos y tal vez probéis algún verso en vuestros partenaires; sólo así entraréis de lleno en esta poesía del estremecimiento.

Rafael Saravia,
prólogo de El tacto estremecido (Eolas, 2021),
de Pablo Malmierca


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