Regresamos a nuestra revista cultural online de cabecera, para reseñar la adaptación que ha hecho Claudo Stassi de La ciudad de los prodigios, el clásico moderno de Eduardo Mendoza.
Uno de los valores de La ciudad de los prodigios reside en el peso protagonista de la ciudad a la que alude el título. En sus páginas, Barcelona adquiere la entidad viva de un personaje que evoluciona y condiciona con su presencia los acontecimientos de la trama. Estamos en 1880, el umbral finisecular de una época que se muere para dar paso a una modernidad nueva; pujante pero incierta, violenta pero ilusionante en sus espejismos de progreso. Es la Barcelona de la revolución industrial, los primeros movimientos obreros y la Exposición Universal del 88; pero también la de las algaradas anarquistas, el crimen organizado y la vida miserable de los obreros. Un escenario donde la vida y la muerte se entretejen de murmuraciones, costumbres antiguas y creencias que son más tercas que los sueños de futuro. El realismo de una nueva era milagrosa habitada por fantasmas vestidos de harapos.
Si quieren seguir leyendo, sigan el vínculo: "La ciudad de los prodigios, de Claudio Stassi. El nacimiento de un siglo, en viñetas".