Muchos de ustedes también lo escribirán como yo, en mayúsculas, en las crónicas del recuerdo. Porque antes no era cualquier martes --no sé ahora--, pero el Martes de Carnaval era el último gran día de la fiesta: día de gala para reinas, comparsas y público en general, que daba el último empujón de entusiasmo y gozadera.
Pasamos muchos de esos Martes en la Avenida Central, Parquecito de La Cuchilla, mirando pasar los carros alegóricos y las comparsas. El árbol inmenso, de almendro creo, se enseñoreaba frondoso del parquecito y de sus ramas colgaban los más bravos del barrio para ver mejor el desfile, pero mi hermano y yo, cerquita de mamá, terrestres, porque a ella las alturas no le gustaban. Seguir leyendo el artículo aquí.
Artículo publicado en el diario La Prensa, martes 25 de febrero de 2020.