Cuerda
No quiero volverme cuerda,
que las cuerdas...atan.
Allí fuera, en la calle, te duchan con rutina
y hasta te desayunan con pan artificial,
te pisan, te machacan, te empujan, te sacuden,
te lavan los oídos con polvo de autobús,
te almuerzan con envidias, te meriendan con celos,
te cenan con traiciones, te duermen con olvidos.
Me gusta mi insanía.
Dejadme recluida en mi prisión,
lunática en el ático,
en las cuatro paredes de mi bella locura,
en mi hermoso castillo de nubes y cristal,
rodeada de versos, de flores, de poetas,
de queridos fantasmas,
de locos como yo.