Cuando se protesta por la corrupción del sistema democrático en general, y en particular en la Asamblea Nacional, los políticos se escudan tras la defensa de las instituciones argumentando que se ataca a la democracia. Dice la señora Ábrego: “Esta joven democracia nos ha costado mucho. No podemos ponerla en peligro”. Un ejercicio de cinismo que evidencia la calidad subterránea de nuestros representantes. Seguir leyendo aquí.
Artículo publicado en el diario La Prensa, 9 de octubre de 2018.