poema 3

34 mil 965 gotas
para contabilizar los signos de la tormenta.
El chasquido del agua conoce la inutilidad
de ciertos pétalos. Los destruye
para domesticar.
Los pétalos mojados caen y dicen algo
ilegible sobre el paisaje.

El patio oscuro parece deshabitado.
El gran bosque parece deshabitado.
Se oyen los truenos como si dijesen
aquí no queda nada,
las señales cotidianas mermaron toda respiración.

Permanecimos de este lado de la ventana
creyendo que enarbolamos toda la fe.

Oímos el agua corriendo en las tuberías
como si la sangre aceptara el crimen brilloso
y anaranjado del encierro.

Mientras tanto un oso de peluche nos saluda
para vencer la hecatombe.

Sobre las ollas viejas están las flores viejas,

sobre la pava hay un pájaro carcomiendo
los engranajes de la noche.



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