NOS PROHIBIERON BAILAR: Jorge M. Molinero.




Las esquirlas del temor no son efectivas 
contra los que insistimos en permanecer 
en la pista de baile. La putrefacción 
de los órganos internos envilece
nuestros movimientos, nos transfiguramos 
en muñecas inertes de porcelana con las 
mejillas sonrosadas y las manos se tocan 
en la obscuridad de los remolques y los ojos 
mutilados para acariciar con vértigo la libertad. 
Salomón reina con un bastón de terciopelo, 
él ejecuta pero nosotros decidimos si quedarnos 
con la parte de abajo o meter en bocas desconocidas. 

O por qué no, en el juego del desmembramiento, 
ser un puzzle que encaja las piezas 
entre las hendiduras de cada costado. 

Es nuestro juego fuera de la pista de baile, 
Miss Nueva Orleans hace ariete de un parquímetro. 
Nos prohibieron bailar y eso reforzó nuestro tallo.

*

No fueron disturbios, 
sólo una protesta espontánea 
contra aquellos que nos apaleaban. 

Un grito 
de las cuerdas vocales 
que nadie creía nuestras. 

El estruendo 
provocado 
por la nuez 
de Judy Garland.

*

 Pero tú no eres igual, linda 
no eres igual que ellas. 
Menstrúas ríos azules: 
azul vestido de Judy Garland. 

No eres igual, escondes 
en casa una carta 
con la obligación 
de alistarte para Vietnam.


Jorge M. Molinero,
de Nos prohibieron bailar
(Planeta Clandestino, 2017).

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>

*