TAMBORA

Desaparezco, dejando tras de mí una piel más pequeña. Qué pequeña. Qué amarga y oscura. Desaparezco al nacer. Al abrirme paso entre mis restos. La nueva forma se escurre, y trasciende a la forma antigua. Es extraño. Puedo volver a decir sí, adelante, te doy mi mirada y mi sexo. Es extraño. Aprendo a utilizar los labios, la garganta, de un modo distinto. Aprendo a decir sí, exactamente así; no, nunca hablaremos de eso. Mi lengua bífida duerme junto a la lengua áspera del tigre. Mi cuerpo es abierto de nuevo, justo en el centro. Cambiaremos, quizás. Volveremos, quizás, a hundirnos en la tierra. Volveré a mudar mi piel. Pero ambos sabemos respirar entre la niebla. Llevamos la nada dentro. Y perduraremos, quizás, porque sabemos sonreír ante el olor de la ceniza.