Hace unos tres años recomendé por aquí Costas extrañas, uno de los tomos de ensayos de J. M. Coetzee. Tiene algo Coetzee como ensayista y, sobre todo, como crítico literario que al mismo tiempo es escritor, que me recuerda a las reseñas de Martin Amis. Aunque el segundo es más divertido porque es más ácido, ambos son implacables en sus valoraciones. Coetzee es un ensayista que se toma su tiempo, que desmonta el mecanismo de los libros de los que habla y a menudo hace un recorrido por otras obras del autor escogido. Y es un placer leer los juicios de quienes conocen el oficio desde dentro, aunque a menudo el autor de Desgracia sea demasiado exigente.
Mecanismos internos reúne textos del período comprendido entre 2000 y 2005. Ampliando la portada, pueden verse los autores sobre los que escribe. En el índice encontramos unos cuantos cuyas obras me fascinan (Robert Walser, Joseph Roth, W. G. Sebald, Samuel Beckett, William Faulkner…), y otros tantos a los que no he leído aún o de los que he leído muy poco (Robert Musil, Sándor Márai, Hugo Claus…). En todos los casos, place mucho adentrarse en la mirada de un grandísimo escritor sobre otros escritores no menos grandes. Anoto un párrafo de la introducción, escrita por Derek Attridge:
En especial, siempre es interesante ver cómo se relaciona con sus pares un autor que está en la primera fila de su profesión, al comentar sus obras no como un crítico, desde el exterior, sino como alguien que trabaja con las mismas materias primas.
[Debolsillo. Traducción de Eduardo Hojman]