Iván echó a Johnny a la calle. Una vez solo, meditó las palabras que su amigo había dicho. Más allá de la veracidad de las mismas, también era cierto que él no podía hacer nada para cambiar el rumbo de las cosas. Nina nunca lo había amado a él. Nina amaba a Simón con toda su alma. La magnitud de ese amor lo deprimió un poco. Ya no se trataba de sus sentimientos hacia la chica. Pensó en el amor mismo como estado en el alma de las personas. Este pensamiento lo llevó a notar que él nunca había vivido un amor así de grande. Ni siquiera con Brenda cuando fueron pareja. La tristeza se apoderó de su cuerpo. Sumido en un halo de angustia, se dirigió a su cuarto. Del interior del cajón de la mesita de luz, sacó una bolsa de nylon que contenía un polvo blanco. Colocó parte de aquel polvo sobre un pequeño espejo que guardaba también en el interior del cajón. Con ayuda de una vieja entrada de algún recital, cortó tres líneas perfectas que esnifó de un saque a la vez que se tiró sobre la cama a observar el techo.
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