H de halcón, de Helen Macdonald


Meses atrás (en torno a septiembre u octubre, calculo) me encargaron un par de reseñas para El Cuaderno Cultural. Hice la primera y esperé (aún no ha salido publicada, y a estas alturas dudo que la saquen porque ya no es una novedad… se le ha pasado el tiempo). No hice la segunda (H de halcón), pero leí el libro a la espera de que publicasen la primera. Como veo que los meses pasan y hay retraso, he decidido colgar aquí unos fragmentos del libro, que fue una sensación en la temporada anterior de la literatura en España. Y no me sorprende: Helen Macdonald reúne tres ejes para construir su narración autobiográfica (el dolor por la pérdida de su padre, el adiestramiento y la observación de azores y halcones, la biografía de T. H. White) y los cose de manera eficaz y sutilísima, de tal manera que H de halcón se mueve entre varios géneros con firmeza (la memoria, el ensayo, etcétera).

El resultado es un libro muy ameno, un ejemplo de cómo superar la pérdida y fijarse otros objetivos para distraer la mente y adiestrar nuestros sentimientos para seguir en marcha y no rendirse. El ave en cuestión se convierte en la metáfora del afán de superación, de la necesidad de supervivencia. El ensayo que incluye pasajes autobiográficos es ahora mismo uno de mis géneros favoritos (estos días he leído otro libro de las mismas características, también publicado por la misma editorial: El viaje a Echo Spring), un tipo de narración que se está poniendo de moda. Puede que no te importen los halcones, que pases de la cetrería o no entiendas del tema, pero Helen Macdonald logra que todo esto te interese, y que conozcas un poco la vida de White, el hombre que escribió Camelot. Dice la autora: Cuando estás todo, corres. Pero no siempre huyes de algo. A veces, sin poder evitarlo, corres hacia algo. Mis motivos son distintos a los de White, pero recorrimos el mismo camino. Aquí van más extractos: 

He aquí una palabra. Duelo. O doliente. La palabra inglesa para duelo, bereavement, procede del inglés medieval bereafian, que significa "desposeer de algo, arrebatar, aprehender, robar". Robado. Arrebatado. Todo el mundo lo sufre. Pero lo sientes sola. Por mucho que lo intentes, no puedes compartir la conmoción de la pérdida.

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[T. H. White] Se pregunta si este es el libro más importante que ha escrito. No porque vaya a hacerle rico. Sino porque va a salvarlo.

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Lo que le pasa a la mente tras una pérdida no cobra sentido hasta después. Incluso mientras veía la serie comprendí a medias que Prideaux era la figura que había escogido como padre. Pero también debería haber comprendido, en aquellas carreteras norteñas, que después de perder a un padre, la mente no solo busca nuevos padres en el mundo, sino también nuevos yos con los que amarlos.

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Hay un tiempo en la vida en que esperas que el mundo esté siempre lleno de cosas nuevas. Y luego llega el día en que te das cuenta de que no será así en absoluto. Ves que la vida se convertirá en una cosa hecha de agujeros. De ausencias. De pérdidas. De cosas que estuvieron allí y ya no están. Y te das cuenta, además, de que tienes que crecer alrededor y entre los vacíos, aunque si alargas la mano hacia donde estaban las cosas sientas esa tensa, resplandeciente opacidad del espacio que ocupan los recuerdos.


[Ático de los Libros. Traducción de Joan Eloi Roca]

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