Un ramito de lirios entre las manos. Como si la blancura de las flores pudiera aclarar el smog de la ciudad. Gente que va y viene apurada a ninguna parte. Los detalles de las cúpulas y algunos edificios que nadie parece prestar atención. Pocos árboles que aún resisten en medio de tanto cemento. En ese caos habitual, me pierdo entre la realidad obscena y el delirio de las alucinaciones.
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