El padre reúne tres novelas cortas del escritor británico Edward St. Aubyn: Da igual, Malas noticias y Alguna esperanza, todas ellas vinculadas entre sí, pues siguen la deriva de Patrick Melrose, personaje inspirado en el propio autor, aunque los libros contienen algunas vetas de ficción.
En Da igual, la más breve y quizá la mejor de las tres, conocemos al protagonista a la edad de 5 años: justo el día en que sus padres han invitado a unos amigos a cenar. St. Aubyn nos descubre a una madre alcoholizada y a un padre autoritario y brutal que viola a su propio hijo antes de esa cena. Aquel episodio marcará para siempre al personaje, que en Malas noticias es ya un joven que debe viajar a Nueva York para recoger las cenizas del padre, que acaba de morir. Patrick Melrose es aquí un hombre atormentado por los abusos y las palizas de su infancia, metido en una de esas espirales de drogas, alcohol, pastillas y autodestrucción que tanto nos gustan en la literatura. En Alguna esperanza también han pasado algunos años y Melrose se plantea cómo contarle aquellas agresiones a su mejor amigo y cómo pasar página y olvidar aquello mientras el círculo de amigos y de viejos conocidos de su padre se reúnen en sociedad para alimentar sus vidas frívolas.
Cada una de las novelas transcurre en un plazo breve de tiempo y todas están escritas en tercera persona, como si St. Aubyn quisiera verse desde fuera, pero esta elección narrativa también indica que nos encontramos ante una ficción (aunque contenga mucho de autobiográfico), por cuanto el narrador a veces se introduce en los pensamientos de los personajes. En la primera y en la tercera, el protagonismo es colectivo, pues conocemos las mentiras, las traiciones y las costumbres de una serie de snobs, amigos de Patrick o de su familia o de ambos. En la segunda, en cambio, la novela está centrada exclusivamente en Patrick. Los tres libros nos hablan de cómo los abusos se convierten en traumas y cómo arrastran a una persona para el resto de su vida: esa herida nunca se cierra por completo, como ya vimos en Instrumental, las memorias de James Rhodes. En suma me han gustado, quizá algo menos de lo que esperaba porque las expectativas estaban muy altas. Aquí van tres breves frases del libro:
La imagen que había ido construyendo a lo largo de los años le convencía más que la realidad que se encontró al volver a visitar el lugar.
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Si la cura mediante la palabra es nuestra religión moderna, entonces la fatiga narrativa tiene que ser su apoteosis.
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Solo puedes renunciar a las cosas cuando empiezan a decepcionarte.
[Random House. Traducción de Cruz Rodríguez Juiz]