El nombre de John D. MacDonald suele evocar una historia, The Executioners, que el cine adaptó en 2 ocasiones, ambas con bastante fortuna, a mi entender: El cabo del terror (J. Lee Thompson) y El cabo del miedo (Martin Scorsese). Adiós en azul, que parece que llevarán pronto al cine, es la primera de las novelas protagonizada por Travis McGee, un extraño detective que trabaja de la siguiente manera: si le quitan algo a alguien, él se encargará de recuperarlo, y su precio será la mitad de ese botín recuperado, sea lo que sea. McGee es un tipo peculiar: tanto en su forma de vida como en sus relaciones con las mujeres y sus métodos, alguien duro en apariencia pero dotado de buen corazón porque, al final, su cometido es ayudar a quienes se encuentran desvalidos. Un fragmento:
Dejó el periódico a un lado y dijo con aspereza:
-Cierra la puerta y acerca aquí esa silla, McGee.
-El orgullo reconstruye muy rápido los muros derruidos. Y redibuja el pasado para adecuarlo a las propias necesidades.
Me miró fijamente y dijo:
-Eres muy listo, muchacho. Yo había bebido una burrada, estaba alterado por lo de Angie y agotado por todos los negocios que había estado cerrando últimamente.
-Es obvio que me aproveché de ti, George.
-Quiero saber en qué punto estamos, McGee.
-¿En qué sentido?
-Te lo advierto, muchacho, el peor error que puedes cometer es intentar utilizar algo de lo que te conté contra mí. No voy a intentar comprar tu silencio, si eso es lo que buscas. Yo también puedo ser duro. Jodidamente duro.
-¿Te vas a hacer el duro?
-Me lo estoy pensando.
[Libros del Asteroide. Traducción de Mauricio Bach]