Se edifica una casa. El caos del espacio - juego hasta ahora intacto de los vientos - es sometido a la geometría sin tacha de las líneas. Canta el ángilo recto orgulloso su triunfo de razón, se asientan paralelos y perpendiculares - cabales - los volúmenes; el hormigón rotundo impone su derecho a la altura, un idilio de vigas y puntales cuadrícula de muros audazmente en ascenso y reculve la fábrica en perfecta consumación de techos. La casa está acabada, se proclama. Sin embargo, no acierto a ver nunca esa casa. Lo que veo, es esa subrepticia arquitectura - pertectible tan solo con los ojos del tiempo- que se ha eregido a la par de cada plano, donde toda pared, todo elemento, trasparenta un perfil de precipicio, una sombra inclinida, un contorno gemelo pero en caída, un dorso augurio de su exacta trayectoria de desmoronamiento. Todas las casas son el priyecto de una ruina, y la ruina nunca falla en sus proyectos. - Javier Velaza -
:* D.M.