Andrey Izosimov |
voy a barrer el piso en una iglesia evangelista
a rasgarme la ropa con las manos y
avanzar gateando hasta los pies de cristo
detrás de mí
dejaré un reguero de sangre
de mi sangre
sucia
y abriendo mis brazos
mirando la estatua de ese hombre
gritaré:
estos brazos están hechos para astillarse, vení
abrí mis venas
con las espinas que decoran tu cabeza
los niños cantores se mancharán la suela de los zapatos
y con sus pasitos hacia ningún lugar trazarán
el camino
de la falsa piedad.
que la bañen en sal
exigirán los feligreses
que la limpien de la peste que la persigue
pero yo
aún de rodillas
los miraré con feroz desprecio
y repetiré:
nadie se atreva a quitar de mí
los pecados que gané
con mis propios mérito.