FONENDOSCOPIO


Durante el chequeo rutinario de cada año, le pedí a mi cardióloga que me dejara el fonendoscopio para oír mi propio corazón. Luego, con la confianza de la amistad, le pedí escuchar el suyo. Sonrío algo perpleja. Miró el reloj y se desabrochó la bata. 

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