Simon Leys (1935 – 2014)


Simon Leys es el escritor vivo que más admiro del mundo. Por su erudición y su lucidez (fue el primer intelectual que denunció los crímenes de la Revolución Cultural); por su valentía (fue injuriado y difamado por los numerosos e influyentes admiradores franceses de Mao); por su talento como sinólogo, como narrador, como historiador, como crítico, como traductor, simplemente como escritor; por su utilización de una lengua elegante, precisa, eficaz; por su modestia, su gentileza, su generosidad… Me paraliza la idea de escribirle y enviarle a Australia, donde él vive, una carta horriblemente banal y de una inutilidad flagrante. Y me culpabiliza todavía más que se sienta obligado a responderme cuando la reciba. Mi silencio es la forma más respetuosa de mostrar mi admiración.
Bernard Pivot, Las palabras de mi vida

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Ningún experto en literatura se asombrará jamás de la distancia que separa a un escritor de sus escritos; por otra parte, no son las hazañas de la vida activa las que producen las grandes obras, sino más bien el fracaso, las penas oscuras, el hastío, la árida insignificancia de los días.
Simon Leys, La felicidad de los pececillos

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