Sara Baras |
Carlos Morales
La danza de Zahara
Mujer extendida.
Mujer de un hilo rojo
al aire sujetada
por los dientes,
como lengua de fuego.
Como lengua que fuego
en el aire buscara,
como lanza que ardiera
y mi pelo rizara
hacia el trigo apuntando,
la mujer extendida,
la mujer como un arco
que en el aire dispara
de la vida tan muerta.
Y una dama guitarra
que en la noche el vestido
dejara caer,
y sus ojos me vieran
con mis crines vagar
por su cuerpo mojado.
La mujer que te mira,
la mujer que te barre
con su falda de espinas,
con su vientre de lumbre,
con sus horcas de heno.
Y una jarra de vino.
Y el puñal en la mano
que el vivir te ofreciera
con el lento bogar
de la vida que vase.
El reloj se ha parado
Y ya no veo nada.
De su libro
El Libro del Santo Lapicero,
El Toro de Barro
Tarancón de Cuenca, 2000.
Otros poemas de
Reseñas sobre su obra * Biografía