Poesía. Poesía de la que dicen complicada, o “que no se entiende”. Es decir, en el lado opuesto a eso que llaman ‘línea clara’. Parece bastante estúpido categorizar todo el rato, es, sin duda, uno de los grandes vicios españoles. Lo bueno, lo mejor, es que uno, en su propio tiempo, vive perdido sin ser categorizado, y todos los intentos de categorizar a una generación en tiempo presente suelen ser un completo desastre. Así que mis dos primeras frases sirvan sólo para un colocarse veloz, pero no hagan caso, pues sería injusto decir que Larva seguido de Cerca es complicada y sería injusto contraponer a una poesía de hace veinte o treinta años. (hoy va a ser complicado, explicarme, decir, hacer llegar).
LARVA: Larva es la primera parte del poemario, o un poemario en sí misma. Está compuesta por Cieno, Juventud y Larva. Este es un poemario, como bien indica su nombre, de la construcción de la identidad, el yo. Pensamiento: Leyendo he pensado que para escribir del yo, de lo profundo del propio ser, no vale utilizar el ‘lenguaje social’, no vale usar la construcción del lenguaje cotidiana, hay que encontrar una forma de decir interior, propia, hay pues que deconstruir (oh, palabro) el lenguaje, la lengua común, para encontrar la que hable desde otro lugar, desde el lugar personal e intransferible, el lugar que verdaderamente nos diga. Y he ahí el mismo problema del asunto, una vez encontrado ese lenguaje sobre el que se construye nuestra identidad, ¿qué ocurre al compartirlo? ¿Alguien es capaz de introducirse en ese lenguaje ajeno? ¿Es importante el reconocimiento del lector en los versos? Me parece que el poeta que se adentra en los pliegos metafísicos de la construcción de la identidad, de su identidad personal, y lo hace con todas sus consecuencias, actúa como el trapecista entre la radicalidad de hablar desde sí mismo y abrir espacios en los que el lector pueda entrar. Fin del pensamiento. En Larva el número se realiza a la perfección a veces y a veces no. En Cieno hay un yo en formación, que balbucea, que camina a tientas, o mejor a dentelladas y arañazos: sufro como sufre el que no ve. En Juventud, el siguiente paso, aparece un ‘tú’ poderoso que será sobre el que se siga construyendo el yo: vagaré sola por la herida de tu frente. En Larva ya el yo posee un lenguaje más consolidado (casi asistimos a una inversa de Altazor, de Huidobro, en cuestiones de lenguaje), un yo que se hace preguntas, un yo que adopta todo el mundo natural, donde se hace consciente de uno mismo y de la inevitabilidad de ser, termina con esta certeza poderosa y aterradora: somos necesidad.
CERCA: Cerca está compuesta por Marca, Culto, Separación, Contagio, Paso y Cerca. En Cerca resuena Larva, pero estamos en otro lugar. En Cerca asistimos a la construcción de la colectividad (sociedad, grupo, identidad común, relato cosmogónico…), una colectividad en estado salvaje, de hombres cazadores y de mujeres y niños asustados, de animales sangrantes despellejados, relato mítico casi, desde el cielo siguen cayendo los huesos. La voz que no es habla es una voz animal, que va y viene, que vive encerrada, entre humanos y animales. Ve el mundo tras la cerca y vive cerca, apelotonados todos en la masa del ser, sobre una tierra llena de cadáveres. Cerca es una soledad primitiva (y sin embargo habla tanto de nosotros). Así empieza Cerca:
al atardecer bajamos a jugar al vertedero. entre el moho y el ácido clorhídrico, patas de insecto siempre a punto de cortarnos con tapaderas oxidadas. a punto de contraer enfermedades. de tener las rodillas adornadas de pus. las ratas
llegan en manada. se zambullen en los neumáticos casi convertidos en arena. sobre los restos de petróleo y plástico derretido alimentan a sus crías. el resto de animales minúsculos anida a la orilla de regueros de ácido magenta y amarillo. humeante savia que baja hasta el borde de la montaña de desechos.
cuando la luz desaparece alguien pregunta qué hacemos aquí
el miedo nos sorprende en medio de la risa
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