Fotografiando hadas (1997). Ver para creer.

Albert Camus nos cuenta muy bien, en su magistral novela "La peste", cómo la visión de un niño muriendo torturado por una enfermedad cruel vuelve ateo al creyente más pintado. Pero, ¿se puede desandar el camino?, ¿cómo es posible volver a creer?... Muy "fácil": con una señal tan clara como la de una víctima inocente moribunda pero de signo contrario.

Ciencia contra Religión. El Bien contra el Mal. 

El mundo está lleno de santotomases que estamos empecinados en tocar las heridas del Cristo porque si no, no quermos subir al Cielo (porque no existe). ¿Puede la Ciencia traernos el más allá un poco más para acá?. ¿Eres de los que ven Señales?. De todo esto y algo más, trata la película "Fotografiando hadas", ópera prima de Nick Willing.

Fotografiando hadas nos cuenta la historia del reputado fotógrafo Nick Castle quien, tras una experiencia personal traumática, siente que Dios le ha abandonado y comienza a dedicarse a desenmascarar a los farsantes que aparentan ser los nuevos profetas de la Ciencia al servicio de lo paranormal. O sea, a toda esa panda de animistas y sociedades espiristas que tanto auge tuvieron en la Inglaterra de comienzos del XX, donde se sitúa la acción de la película.

Mr. Castle, experto en técnicas fotográficas, desvela los trucos de los tramposos que intentan camelar al respetable con supuestas fotografías de seres que no podemos ver con nuestros ojos pero que conviven con nosotros en el mundo físico. Otro truco de feria para ganar adeptos en unos tiempos, ya entonces, en los que la Razón y la Ciencia creaban, a todo ritmo, más y más ateos y descreídos.


Pero un día Nick recibe la visita de Mrs. Beatrice Templeton... 

Mrs Templeton le muestra la foto de una de sus hijas sosteniendo en sus manos un hada. La fotografía es primeramente recibida con incredulidad. Sin embargo, Nick no puede concluir que sea un montaje y, empujado por la curiosidad o, mejor dicho, por la angustia existencialista del ateo, decide trasladarse al pueblecito donde vive la familia Templeton con el fin de aclarar el misterio.  Nick quiere ver para creer y de paso quitarse la agonía ésa de Sartre.

Nick (Toby Stephens) representa al científico incrédulo que necesita pruebas para creer antes de que le llegue la hora de irse al otro barrio (como nos pasa a todos los ateos) y el Reverendo Templeton (Ben Kingsley) encarna a la Religión o, lo que es lo mismo, a todos ésos que solamente necesitan su fe para creer. ¿Y las pruebas?: ni las necesitan, ni las quieren. Atentos a esta escena, resume todo lo anteriormente dicho:


La historia del film está ligeramente basada en la novela homónima de Steven Szylagi y Nick Willing lo dirige con gracia, al estilo del cine británico, ese cine que no es ni europeo ni americano y que tan buenos resultados da en muchas ocasiones porque aúna lo mejor de los dos mundos. 

No es una obra maestra pero se deja ver con cariño y ofrece momentos hermosos y románticos. Además, termina con la Séptima Sinfonía de Beethoven.

Hay que destacar la interesante y hermosíííííííííííísima banda sonora de Simon Boswell que incluye un hermosísimo vals que se convierte en el leitmotiv del film. Escuchen esta preciosidad y disfruten de la película:

1 Comment

  1. excelente pelicula

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