La sirena. Maynor Xavier Cruz





a Awixumayita Atiyamuxiwa



Hay una sirena en Poneloya
que siempre espera a alguien que no llega.

Se aposta desde temprano en una roca,
se alisa el pelo con la osamenta de un pez
ya muerto años atrás.

Tiene ganas de sexo
y espera al primero que la goce.

Sus ojos se hunden en el ocaso
y ya su voz ha perdido color verde de las algas que consume
por asuntos de dieta
por cuidar su figura;
ya no canta;
solo susurra algo tan parecido a una canción de cuna
sin oídos que escuchen
sin cuna que se meza
tendida en las olas.

Su pecho está esperando una boca
su boca está esperando una boca
su espalda el contacto de una mano que no llega.

Su unipierna-cola es el vestido que usa para las noches de luna
tal vez alguien deshoja sus escamas
y encuentre la cueva que no conoce ni ella misma
tal vez su hombre-pez se pierda dentro de ella
como se pierden los barcos cuando zarpan
sin más destino que el mar.

Esta noche la sirena miró a alguien acercarse
susurró su canción de cuna
sin embargo el vagabundo
es ciego
es sordo, mi querida sirena.



1 Comment

  1. Estupendo poema! Me gusto muchisimo.

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