Una soledad demaisado ruidosa, de Bohumil Hrabal

hrabal

Bohumil Hrabal y su gatete.

Vengo a deciros que igual que no todo el monte es orégano, no toda Chequia es Kafka. Ni Milan Kundera (que os conozco y sé que vais de listos). Acabo de leerme una novelita de un señor que se llama Bohumil Hrabal y que yo sólo conocía de oídas por las adaptaciones de sus novelas al cine. Resulta que Galaxia Gutenberg tiene mínimo dos novelas suyas publicadas: Yo serví al rey de Inglaterra y esta de la que vengo a hablaros, Una soledad demasiado ruidosa.

Hrabal usa el monólogo interior para contarnos la historia de Hanta, un paria que trabaja como prensador en una prensa de papel. Su vida va de la prensa a su casa y el vagabundeo por las calles de Praga y las tabernas donde beber  más y más cervezas pero también el vagabundeo del alma por los libros y por la memoria. Una soledad demasiado ruidosa es de esos libros complejos que hablan de forma sencilla y sincera. He sentido que Hrabal, a través de Hanta, me hablaba con el corazón en la mano, como si se sentase una tarde a charlar conmigo y se crease (él lo ha creado) ese momento cómplice que a veces ocurre cuando uno charla con los amigos en los que se trasciende las conversaciones de siempre y se llega a un lugar sorprendente, donde decir es festivo y a la vez imponente, ritual, necesario.

Y mientras yo trabajaba y durante todo el tiempo que las gitanas estuvieron conmigo, Jesús y Lao Tse estaban de pie junto a mi prensa y sólo ahora, abandonado y condenado de nuevo a la soledad y el trabajo mecánico, rodeado y azotado por cordones de moscas gigantes, empecé a verlo claramente: Jesús era u campeón de Wimbledon, Lao Tse, miserable, era como un comerciante que a pesar de sus riquezas parecía desposéido de todo; vi la sangrienta materialidad de todas las cifras y todos los símbolos de Jesús, mientras que Lao-Tse, vestido con una mortaja, señalaba con el dedo una viga rústica; vi que Jesús era un playboy y Lao Tse un soltero abandonado por las glándulas, vi como Jesús alzaba imperativamente…

descargaHabrá quien, sin duda, haga lecturas políticas, sobre todo con los capítulos finales con esa mega prensa hipermoderna manejada por jóvenes bebedores de leche que veranean todos juntos en Grecia. Eso, sería despreciar lo más importante, la historia de un hombre menos perdido que el resto aunque los demás piensen lo contrario y una vida amarga pero bella, dolorosa pero tierna, poblada de bondad y de buenos libros y de largos paseos. Eso es, largos paseos. Un largo paseo, eso es Una soledad demasiado ruidosa. Un largo paseo, eso es la literatura. Y también, claro, la vida.

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2 Comments

  1. Gracias César, este era mi primer Hrabal. Pero vendrán muchos más. Vi la película de Jiri Menzel adaptada de Trenes rigurosamente vigilados que desde aquí también recomiendo. De Capek leí algunas obras de teatro que me interesaron bastante. Ahora vivo en Praga así que tengo mucho que leer.

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  2. Efectivamente, no todo Chequia es Kafka, sino que también, antes de Hrabal, ya era un poco de Jasek, como también lo será de Capek y de Weil. Hrabal es bueno, muy bueno, en las obras que ha publicado Galaxia Gutenberg, las tres, puesto que al autor de esta reseña le falta La pequeña ciudad en la que se detuvo el tiempo, pero también en Trenes rigurosamente vigilados o Curso de danza para adultos y alumnos aventajados. Unas obras con demasiado talento en negro sobre blanco como para que el lector las deje pasar.

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