Los hombres de mi familia se transforman en monstruos a los 30 años.
Se lo dije a Laura cuando nos hicimos novios.
Lo repetí cuando vino a vivir a casa.
Lo he dicho cada vez que sale con un nuevo amigo y cada vez que me hace sentir un pedazo de mierda.
Aún así, ella sigue acostada a mi lado.
Manual de guerrilla táctica para terminar un noviazgo