1- No escoja los nombres de sus personajes por su sonoridad, sino porque remitan a otros personajes de los grandes renovadores de la novela del siglo XX. Llámelos Humbert No Se Qué, Funes el perezoso, o No sé Cuántos Bloom, y así contentará a los filólogos.
2- Irremediablemente, el protagonista deberá ser novelista o poeta. Si escoge a un médico o un fontanero no podrá exhibir usted su musculatura intelectual. Un profesor univer
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