te explico
Explicarte plenamente es callar tan largo como un treinta de febrero,
miro ojiplático los árboles que en el jardín mueve hipnóticos y lentos
atrás del vidrio de la universidad un aire furioso y atroz
y te explico estudiando la flor del almendro que se mezcla con el viento
mientras adentro las profesoras de física podan ramitas de las macetas
y hablan coquetas de esdrújulas fórmulas y letras,
esa hipnosis del abismo calmo que devuelva a los cajones las heridas
es explicarte en silencio a uno mismo, a este incrédulo desinformado.
Explicarte es inútil porque las palabras se forjaron para clasificar afueras,
por ejemplo decir que ya no estás cuando te rapta lentamente
el zoom out de la ventana sucia del autobús
y fingir que la mirilla de vaho acuoso por la que te veo alejarte
no es también un tantito de ti y tú toda a ojos cerrados,
una sinécdoque tuya de translúcido hálito que perla los vidrios y la seca memoria,
decir por ejemplo que no estás frente al estante de poesía contemporánea
en la librería bien pensada donde se puede tomar café mas donde no hay poesía contemporánea
es explicarte mejor de lo que tú misma eres capaz de explicarte.
Porque explicarte, abstracta muchacha linda de lo concreto,
es estar deliberadamente poco cuerdo, tarado y sombrerito de papel,
sonreír instantes antes de la dolorosa lobotomía diaria
como quien se acuerda repentinamente de la letra de aquella canción
que hablaba de tantas trivialidades literarias hermosas pero sobre todo de quererse bien.