En busca del sueño erótico perdido







Victoria SiedleckiTuve anoche un hermoso sueño erótico. En el sueño paseaba –vestido– por Vila, es decir Ibiza ciudad, mi ciudad, hablando con todas las personas –también vestidas, casi todas (es Ibiza)– que me encontraba. Era un hermoso sueño porque hablara con quien hablara, amigo, conocido o desconocido –no, no nos 'conocemos todos'– sucedía que rápidamente descubríamos que teníamos un tema en común y que ese tema, además, parecía unirnos más, al adivinar que había provocado en el interlocutor las mismas sensaciones, las mismas inquietudes, preguntas y respuestas que había generado en nosotros. En un proceso matemático propio de los sueños, entendí que las más de 40.000 personas que han visto, durante estos cuatro años ininterrumpidos de espectáculo, a Victoria Siedlecki, actriz y narradora que protagoniza 'Relatos Eróticos', cuya última función será esta noche, en el Teatro Arlequín de Madrid, equivalían –més o menys– a la población de la ciudad donde crecí. Creo que es un ejercicio de representación propio de los isleños. Imaginé que todas, todos, hubieran podido ver a Victoria Siedlecki, vestida de rojo sobre el escenario y que todos, todas, hubieran podido ver, gracias a Victoria, las más salvajes orgías, los más apasionados besos, las piernas más largas y los labios más carnosos. Y extrañé, al despertar, la tranquilidad que me había dado pasear por un mundo donde yo sabía a ciencia cierta que el concepto del erotismo había vuelto a un lugar pequeño y cálido, del que quizá no tenía que haber salido.

Victoria Siedlecki'Relatos Eróticos' nos devuelve, nos ha devuelto, sensaciones casi perdidas en el órgano más sexual, la lengua. Con cada vez que las parejas se estrujan la mano tras oír una frase de Victoria, con cada vez que, cenando, días más tarde, uno de los dos cita una frase –aproximada– de Scheherezade y la otra persona comprende y pide que se den prisa con la cuenta se produce –y perdonen el juego– una victoria de la narración, del cuento, de la imaginación. 
En un momento en el que el porno se ha convertido en algo mucho más habitual, tema de conversación entre adultos gafa pasta, disponible en cualquier ordenador, accesible desde el móvil (y en HD), en un momento bastante tremendo –¿dónde quedó, compañeros, nuestra colecta de monedas de 20 duros para comprar la Penthouse en el único kiosco que nos la vendería y que, cual cuartel general del MI6, negaría, en caso de ser capturados, cualquier relación con nosotros?– es importante recalcar que corremos un gran peligro –el verdadero peligro del porno, creo yo, y del cual apenas se habla– y es atrofiar nuestra imaginación. 
Los buenos cuentos son sutiles, extraños, provocadores. Nos hacen pensar y nos obligan a realizar preguntas y a tomar decisiones. Los cuentos malos –y el porno es, por desgracia, un cuento malo– nos dicen lo que debemos hacer, lo que debemos pensar y no nos dejan espacio para plantear una alternativa. Los 'Relatos Eróticos' de Victoria Siedlecki han sido un sugerente oasis en medio de un desierto hard core. El talento de la actriz y el trabajo del equipo que tiene detrás han demostrado que la narración oral tiene, además, mucho que decir todavía. Desde el pequeño teatro de La Escalera de Jacob, donde empezó el espectáculo hace cuatro años, al Teatro Arlequín han cambiado muchas cosas. Pero no ha cambiado la más importante: 'Relatos Eróticos' ha sido siempre un espectáculo oral –y lo digo en el sentido más pornográfico de la palabra que se puedan imaginar–, un ejercicio de imaginación y una celebración de siglos de 'porno duro' sin cámaras, ni POV, ni milfs, ni cumshot compilations. 
Hoy Victoria se baja del escenario por un tiempo que esperamos breve, sin duda para preparar nuevas formas de rescatarnos, de devolvernos al placer de escuchar. Gracias, Victoria. 

Ben Clark
25 de abril de 2013























 

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