Atención, pregunta: ¿Si nosotros (los simples mortales) no frecuentamos prostitutas de lujo, timbas de poker, no tenemos picaderos con amante maciza incluida, si no fumamos habanos de metro y medio y etc, etc, es porque somos unos ejemplos de comportamiento ético con patas o porque somos más pobres que las ratas y no nos llega para poco más que para pagar el internet que nos permite ver porno y para algún que otro porro de vez en cuando?.
El director Lucas Belvaux, trabajó como actor a las órdenes de Claude Chabrol y creo que lo van a notar (para bien) si deciden ver la película que hoy recomendamos: Rapt, la historia de un secuestro y una de las mejores películas gusanas del pasado año.
Bien, no voy a hablar mucho del argumento de Rapt porque, obviamente, el componente thriller de esta, también dramática, película es más intenso cuanto menos se sepa de la trama. El post me va a quedar más pobre porque no voy a poder explayarme sobre muchos e interesantes detalles pero yo, tan noble como siempre, sacrifico mi lucimiento literario personal en favor de la intriga.
La cosa comienza así: Stanislas Graff es el presidente de una corporación de empresas, con sede en París, que da de comer a más de 100.000 empleados. Un triunfador, hijo de triunfador, con una posición influyente entre las altas esferas de Francia. Pero una mañana, camino del trabajo, Stanislas Graff es secuestrado por una banda profesional de delincuentes marselleses. Le cortan un dedo y se lo mandan a la familia con una carta en la que piden por su rescate la cantidad de 50 M de euros. Hasta aquí es más o menos lo de siempre. Muestras de solidaridad llegan a la familia desde círculos políticos, económicos y sociales. "¡Hay que salvar a Stanislas Graff al precio que sea!. Se pagará lo que haga falta". Sus abnegadas y ejemplares esposa y dos hijas lo quieren de vuelta en el hogar, sano y salvo, cuanto antes.
Es entonces cuando la prensa entra en acción y comienza a desvelar unos cuantos detalles de la vida privada de Graff que resulta no ser un ciudadano tan ejemplar como cabría de esperar en un tipo de su posición (¿en serio?, ¿quién espera que la vida personal de un tío súper rico sea ejemplar?). Mala cosa en unos tiempos como los que vivimos, con esta crisis tan tremenda, ya saben, lo de la mujer del César. Monsieur Graff, qué vergüenza.., perdiendo miles de euros en timbas de póker.., Monsieur Graff, qué vergüenza.., comprando picaderos para sus amantes... Así pues, Stanislas se despertó una mañana siendo un héroe y tuvieron que venir unos delincuentes marselleses a mostrarle que, a lo peor, era un ídolo de barro rodeado de amistades interesadas.
Si buscan una historia con una tensión continua de ritmo elegante (¿clásico?) que se toma su tiempo para desarrollar la trama, con una banda sonora nada estridente, que es un thriller y un drama (dos películas en una), que les ofrece una visión diferente, más realista y detallada, del subgénero de secuestros y rescates, con intriga policial, con la acción justa y necesaria, con una excelente fotografía, sin estrellas principales deslumbrantes de ésas que eclipsan injustamente a unos estupendos secundarios (que son la sal de la historia porque son sus matices), con una ambientación sobresaliente y capaz de mostrarles, sin maniqueísmos, el contraste entre la gélida atmósfera del mundo de apariencias en el que viven las altas esferas de nuestra sociedad versus la apestosa sordidez por la que reptan los delincuentes de los bajos fondos, Rapt es su película. El final es tremendo. No digo más.
Ah, y en medio de todo esto está el pobrecito Stanislas Graff (el actor Yvan Antal, que está estupendo) por quien su perro siente una profunda devoción; el chucho le quiere tal y como es.
Los hechos reales en los que se basó Lucas Belvaux para escribir el guión de Rapt, pueden encontrarlos en este enlace. No se pierdan esta película. Es muy buena y recuerda, por momentos, el buen hacer de grandes maestros franceses como Chabrol o Melville.