A la bella barbarie
Renuncio a jalarte el sexo cada noche
renuncio a la baba que dejás en mi boca después de la mordida venenosa
y renuncio, lo digo mientras tomo mi café con edulcorante,
al animal que se abrió paso entre mis piernas, al científico que estudió mis grietas
para refundarlas y plantar bandera.
ya no siento adrenalina cuando electrocuto al ladrón de lo vulgar
ni pena incorrecta pena dolorosa ni bruta
ya no siento, insisto, deseos de retorcer tu lengua cada sábado
ni busco tu olor después de rota toda yo entre todo vos
renuncio a jalarte el sexo con mi sexo y tironear hasta que duela
renuncio a jalarte el sexo con mi sexo y hacernos llorar sin magia
(ella lava los platos con la conciencia “limpia” y vos llegás hola mi amor estuve con otra pero jamás vas a enterarte lo vas a sospechar y vas a seguir haciéndote la boluda claro mi amor lavá los platos tranquila sin preocuparte que vos tenés el falo)
(yo escribo chau funerario me enamoré de otro siempre estuve enamorada de otro pero también amaba la luz por sobre tu estructura ósea y me gasté los ojos viéndote inclasificable como pájaro en lo ambiguo)
y renuncio, lo digo mientras enciendo un cigarrillo,
a todo ser vivo al que le cuelgue una deshonra pequeña entre las bolas
porque no se puede no puedo no quiero
abrir la boca jalar el sexo chupar la magia estrangular el ojo
de la barbarie en 3D.