Karl Rossman, un joven de diecisiete años que ha tenido una aventura con la criada, parte rumbo a Nueva York para empezar una nueva vida. Allí le espera su tío.
Este es el punto de partida de la novela El desaparecido del escritor checo Franz Kafka. Pero, antes de conocer a su tío, conoce al fogonero del barco que será juzgado por unos cuantos altos cargos. Nos encontramos ya, desde el principio, con un juicio al más puro estilo kafkiano, donde es imposible tener un resultado objetivo y, ni tan siquiera, defenderse de manera digna. Más tarde, al propio Karl Rossman le harán un juicio parecido trabajando como ascensorista en un hotel.
Antes de pasar por eso, Karl intenta, y parece conseguir en algunos aspectos, el gran sueño americano. La tierra de las oportunidades está a disposición de Rossman que, encarnada en la figura de su tio acomodado, tiene a su disposición todos los recursos necesarios para prosperar. Sin embargo, el tío pone fin a su relación con Karl tras incumplir este una orden tan absurda como poco autoritaria: le pide que no vaya a ver a un amigo suyo (de su tío), que lo deje para otra ocasión. Karl lo entiende, y los lectores con él, más como un consejo que como algo impuesto, así que se va a pasar la tarde con el amigo de su tío. Comienza así la segunda parte de esta novela.
Porque si antes había un atisbo de optimismo, una mínima esperanza por Karl, esta se diluye desde el mismo momento en que es "desterrado" por su tío. Comienza el vagabundeo, conoce a dos tipos extraños y, a pesar de que los abandona por un puesto en un hotel donde la cocinera mayor le protege, sabemos que el destino de Karl no es ser feliz. Tras el juicio comentado un poco más arriba, es despedido y tiene que lidiar de nuevo con los dos acompañantes y convivir con ellos y con una artista venida a menos. Esta convivencia produce los momentos más surrealistas y disparatados de la novela.
El desaparecido siempre me ha parecido la novela menos kafkiana de Kafka, por momentos más pausada y con personajes menos atrapados por las circunstancias que lo rodean. Por ello, también, es la novela que menos me gusta de él. Aunque siendo de Kafka, este detalle sobre las preferencias es nimio.