(Ilustración de Aleksandra Waliszewska)
Quizás los estigmas cambiaron su forma de ver el mundo
quizás emborronarse en el espejo
sin ser vientre
con el fluído en el suelo
y clamando
por silencio ahí fuera
por el aullido
del sucio vientre enfermo.
quizás emborronarse en el espejo
sin ser vientre
con el fluído en el suelo
y clamando
por silencio ahí fuera
por el aullido
del sucio vientre enfermo.
Quizás no se arañó a tiempo
y parió
y envileció
y dio calor a todas las criaturas que sostuvo
ciegamente
tiernamente
paralelamente en la cavidad
funda de carne
cápsula de sufrimiento.
Fueron hijos de un parto sin huesos,
y parió
y envileció
y dio calor a todas las criaturas que sostuvo
ciegamente
tiernamente
paralelamente en la cavidad
funda de carne
cápsula de sufrimiento.
Fueron hijos de un parto sin huesos,
hijos adictos a lo rojo del cuenco
a la flema de las costillas
de su madre
de su esclava
de sus supurantes cuerpos.
(Un poema que bebe de Waliszewska y de El libro de la crueldad de Layla a partes iguales)