Historias de piratas, ¿cómo era la vida de estos bandidos y saqueadores?

Actualmente solo nos los podemos imaginar con una pata de palo, con un garfio por mano, o incluso con un parche en el ojo y un gorro grande y muy vistoso. Pero en su momento, los piratas eran totalmente reales, y no se parecían precisamente a esa imagen idílica que nos ha llegado a través de los relatos y cuentos, muchos de ellos edulcorados para que los críos se diviertan con ellos. Porque en realidad, la vida de los piratas no era precisamente un cuento de hadas, sino todo lo contrario. Los que decidían llevar esa vida eran proscritos y tenían que enfrentarse a continuos peligros que podrían acabar con sus vidas al instante.

No era sencillo ser pirata, eso seguro, porque era una vida arriesgada, acostumbrada a las peleas y a las trifulcas, en las que había que ser más listo y más malo que nadie para poder sobrevivir. No solo tenían que enfrentarse con la ley, sino también con otros piratas, aquellos que parecían no seguir demasiado bien las leyes no escritas del gremio. Siempre los hemos imaginado como forajidos de la mar, llevando una vida excitante de libertad absoluta, sin rendirle cuentas a nadie, y en parte sí que era así, pero también había otra parte mucho más oscura y peligrosa en esto de dedicarse a la piratería y los saqueos en alta mar.

Los primeros piratas

Aunque pueda parecer increíble, los primeros piratas datan ya de la época de la Antigua Grecia. De hecho, el caso más famoso es el de Policrates, un ladrón que mandó construir una flota de barcos con los cuales atacaba a aquellos navíos que sabía que portaban oro y joyas. Era como robar en los caminos, solo que en alta mar, teniendo en cuenta que los botines que se podían obtener de estos saqueos eran seguramente mucho más importantes que los que se podían conseguir en cualquier emboscada en un camino. También hubo muchos piratas en el Imperio Romano, hombres que vivían fuera de la ley y que saqueaban las embarcaciones en alta mar. Inteligentes y escurridizos, crearon así la imagen del pirata moderno, que se estableció sobre todo al final de la Edad Media.

 

Así vivían

Eran forajidos, hombres fuera de la ley que cometían delitos pero no querían pagar por ellos, obviamente, así que siempre huían, siempre buscaban la manera de mantenerse alejados de los problemas con la ley. Llegaban, robaban el barco y se marchaban antes de poder ser capturados. Solían tener una guarida secreta, normalmente en alguna isla, donde se dice que guardaban buena parte de sus emblemáticos tesoros. La vida del pirata estaba llena de peligros y sobresaltos, pero también de diversión, de bebida, de mujeres y sobre todo, de mucha libertad. Era lo que buscaban estos corsarios, no rendirle cuentas a nadie, salirse de un sistema que parecía querer destrozarles, de la miseria y de la guerra que se vivía en aquel tiempo.

 

Los barcos piratas

Los piratas eran temidos no solo por su propia historia, que iban engalanando con asesinatos inventados para ganarse el respeto de los demás, sino también por las embarcaciones que poseían. El ver llegar a un gran barco con la bandera pirata era signo de problemas en cualquier mar del mundo. Los barcos siempre abordaban a esos navíos poco protegidos que sabían que podían llevar un buen botín encima. En estos barcos vivía la tripulación, piratas al mando de un gran capitán, que solía ser el más experimentado y sagaz de todos ellos, el dueño del barco en cuestión, cuya sola mención ya llenaba de miedo el corazón de todos en el mar.

 

El icónico Barbanegra

Han existido infinidad de piratas famosos en los siglos pasados, pero seguramente ninguno ha llegado al punto de popularidad que ha tenido Barbanegra. Edward Thacht, conocido por su sobrenombre gracias al aspecto de su poblada barba, se convirtió en todo un icono de la piratería a principios del siglo XVIII, sobre todo dedicándose a atacar a los barcos que partían o llegaban a las costas del este de Estados Unidos, por aquellos tiempos todavía conformado por colonias británicas. Sus asaltos en alta mar fueron absolutamente épicos, pero ni siquiera alguien como él pudo librarse de un mal final, cuando fue asesinado en 1718, con tan solo 38 años, en uno de sus ataques.

 

Los piratas en la actualidad

Aunque cueste creerlo, todavía subsisten muchos piratas hoy en día en las aguas de los océanos, especialmente en el Índico, entre África y Asia, donde el gran tráfico de barcos mercantes ha propiciado que los piratas hagan su agosto. Aunque siguen viviendo fuera de la ley, ya no tienen códigos propios, ni siquiera izan banderas antes de atacar, porque lo que buscan es precisamente tomar por sorpresa a los que van en el otro barco, en un ataque rápido y limpio. Muchas veces secuestran los barcos con sus tripulantes y piden rescates a sus países de origen, algo que les permite seguir subsistiendo, aunque sea a base de hacer daño a los demás.

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