Duele Barcelona. La retina herida.



La retina herida. No es la primera vez que uso este término. Lo acuñé tras el accidente de un avión a reacción en Cuatro Vientos -el famoso "Saeta"- durante una exhibición de la Fundación Infante de Orleans. Yo no estaba allí, pero podía haber estado. Más tarde lo utilicé para los sentimientos que me suscitaban los horrores sucedidos en París, Bruselas, Berlín y Londres. Ahora el paisaje y las almas arrasadas son las nuestras. La casa, el lugar, la llaga aún ardiente en la que construimos nuestro día a día, nuestros recuerdos y afectos más queridos. 
Muchos sentimos como nuestro el dolor de otras plazas, pero esta de hoy, de ayer, es una quemazón tan intensa como la cercana calidez que tenemos hacía lo vivido en esas calles. Golpear La Rambla es de una cobardía insidiosa, inhumana, lacerante. Es golpear lo más íntimo de una ciudad abierta al mar que se declara amistosa en su esencia. La Rambla es como la Gran Vía madrileña, el Covent Garden londinense o la Plaza de España en Roma: una arteria/plaza vital de una ciudad plural, un marco bello para los besos de los enamorados, un espacio propicio para una tarde en familia o para un re encuentro de viejos amigos. La ciudad nos acoge fértil, tierna y hasta canalla en su seno. Por eso este vil ataque a nuestro modo de sentir, de vivir y de ser nos duele tanto a todos.  Hoy, todos somos Barcelona. 
Ya abundan los ejemplos de valor y solidaridad infinita que convierten la tragedia en heroicidad. Las personas, por encima de credos, ideologías y miserias (y hasta de miserables asesinos) han vuelto a demostrar que en ellos, en todos nosotros, reside la grandeza del cariño, del aliento cierto que nos puede hacer dignos del término ser humano. 
Cientos de barceloneses lo han demostrado hoy a cara descubierta, con las palmas hacia el cielo y el grito emocionado: "No tinc por". Invitaciones a tomar una cerveza en un lugar señero de la ciudad herida, recuerdos de una vida en torno a Las Ramblas o lágrimas espontáneas tras conocerse el alcance de la tragedia...la humanidad como una diosa se abre camino entre las cenizas del dolor. Me quedo con eso. Hiere, pero es mi opción. 

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